Adele Di Rocco di
Bisenti sufría
de una forma grave de epilepsia. Sus padres la llevaron
a varios doctores, pero no pudo sanar. Tenía que mantener el tratamiento de
forma frecuente, de lo contrario las crisis volvían de inmediato. En 1987 San Gabriel de la dolorosa se me
apareció en varias ocasiones y siempre le decía: “¡Ya
basta de terapia!”.
Después de algunas dudas, finalmente hablo
con sus padres acerca de sus sueños, pero ellos, temiendo un error peligroso,
le dijeron que continuara la terapia bajo la supervisión del médico. Sin
embargo, la crisis continuó y pareció volverse más violenta. El 31 de julio de 1993, cuando tenía 22
años, hicieron una peregrinación llevando una estatua de San Gabriel a Bisenti,
su país de residencia. En la noche del 30 de julio, soñó nuevamente con San
Gabriel, quien con sus manos extendidas le dijo: “¡Esta
es tu última oportunidad, suficiente con la terapia!”. Se despertó y
dijo: “¡Esta vez es suficiente!” No dijo
nada a nadie y comenzó a dejar de tomarse el tratamiento. A partir de entonces
empezó a sentirse bien, cada vez mejor.
Los doctores después de regañarla le dijeron
que continuara la terapia, según ellos podría ser un período en el que la
enfermedad no se manifiesta y luego continuar con consecuencias muy graves. Pero ya ella no
creía en los médicos, no por falta de confianza, sino porque solo creía en
Dios. Después de sanar su vida cambio, comenzó a ver el mundo, dejando atrás
los miedos. Encontró el amor, se casó y tuvo cuatro hijos: lo que no podía
hacer antes. A su primer hijo le puso por nombre Gabriel, en honor a San
Gabriel de la dolorosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.