Te vi ayer cuando
comenzabas tus tareas diarias. Te levantase sin acordarte de orar a tu Dios. En
todo el día no lo tuviste presente. De hecho ni siquiera recordaste bendecir
los alimentos. Eres muy desagradecido con tu Dios y eso me gusta de ti. También
me agrada la enorme flojera que tienes en todo lo que se refiere a tu formación
como católico. Tu vida sacramental está por los suelos... sólo vas a Misa los
domingos y eso llegando tarde. Confesar y comulgar, rara vez, cuando hay cierta
presión por los compromisos familiares. ¿Y
qué decir de tu tacañería en hacer apostolado? ¿En difundir tu religión? ¿En enseñar a otros el
amor de Cristo? ¿Los cuidados de María? Todo ello es muy útil para mí. No sabes
cómo me alegra.
Tantos años y sigues igual. Crees que no
tienes nada que cambiar. Me encantas. Hemos pasado muchos años juntos y aún te
detesto. Es más, te odio porque odio a tu Dios. Que no lo ames, que lo olvides,
es una forma de triunfar, de contradecir Sus deseos.
Con tu cooperación estoy demostrando quien
es el que manda en tu vida. Con todos esos momentos que hemos pasado juntos...
Hemos disfrutado muchas películas “para
adultos” y que decir de las veces que hemos ido a los espectáculos artísticos
en vivo. De los programas de la tele tan picantes y de las imágenes en
Internet. ¡Ah! Y cuando no te has “portado bien” con aquella personita.
Pero más me agrada que engañes a tus remordimientos con aquello de “eres joven tienes derecho a gozar de la
vida”. No hay duda... eres de los míos.
Disfruto mucho de los chistes colorados que
escuchas y cuentas. Tú te ríes de la picardía que tienen y yo me carcajeo de
ver a un hijo de Dios haciendo eso. Pero el hecho es que ambos la pasamos bien
con las canciones de música y letra sensual que escuchas. ¡Qué bien identificas cuales son los grupos musicales que más me gustan…porque
yo mismo los poseo!
También disfruto mucho cuando murmuras de
los demás, los chismes que siembras se dispersan con mucha facilidad. Tienes
gran habilidad para crear divisiones. ¡Ah!
y por tu actitud de rebelión siempre contra toda autoridad. No dejes que nadie
te diga lo que tienes que hacer. Eres libre de llevar a cabo lo que te venga en
gana.
Esta carta es para decirte GRACIAS por dejarme que utilice la
mayor parte de tu tonta vida. Eres tan manejable, que sucumbes a las más
simples tentaciones. El pecado se ha adueñado de tu vida. Sigue siendo así.
En ocasiones me haces un gran servicio,
cuando das malos ejemplos a los niños. Son tan receptivos, que me haces un gran
favor encaminándolos a ser como tú. Te lo Agradezco mucho.
Si tuvieras algo de sesos cambiarias de
ambiente, de compañía, hablarías con tus padres, con aquel amigo que se
entristece cuando yo estoy feliz, con el sacerdote ése que rechazas por fuera,
pero lo admiras por dentro y que te hace sonrojar cuando te dirige la palabra.
Les pedirías ayuda y seguramente te la darían y regresarías a tus oraciones, a
los Sacramentos y a tu apostolado y entonces, adiós mi gabán, te me escaparías.
No acostumbro enviar estos mensajes, pero
eres tan conformista y flojo que no creo que vayas a cambiar. Te tengo bien
estudiado y más adelante, cuando crezcas un poco más, utilizaré mi arma más
efectiva: te induciré a que no creas en mí. Eso me conviene. Así ya nunca
pelearas contra mí y yo, a tu muerte cuando se acabe tu tiempo, te arrastraré
conmigo al fuego eterno. Ahí te unirás a los míos para maldecir y odiar
eternamente a Dios, a la Virgen, a tus padres, a todos tus amigos y enemigos y
a mí. Pero habré triunfado no amarás a nadie, no lo amaras a Él, a Cristo Jesús,
a Cristo Dios.
¡NO!,
¡YA NUNCA PODRÁS ARREPENTIRTE Y TERMINARÁS ABORRECIENDO A TU DIOS Y YO
DISFRUTARÉ DE SUS LÁGRIMAS!
Tu enemigo que te ODIA, Satanás
Posdata.
Sí realmente quieres que te ayude a gozar en este mundo, no muestres esta carta
a nadie.
“FAMILIA
CATÓLICA”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.