A
los padres y madres, para reservar la paz entre Ellos, y en la Familia – Por
San Carlos de Borromeo Arzobispo de Milán. Año 1631.
Oficio
del padre de familia:
–
Ser cristiano de nombre y de obras. Honrar y reverenciar a los grandes, a los
Sabios, a los Legisladores y a las Leyes;
–
En las conversaciones, considera el tiempo, el lugar y las personas;
–
Procura no desagradar a los malos, procura agradar a los buenos y prudentes;
–
Antes de trabar amistad, considera con quién, y el motivo;
–
En todas las ocasiones, di la verdad, y con pocas palabras;
–
Ten una mujer, para procrear hijos, y
procurarte una compañía; durante el día no estés ni triste ni feliz, sino
sereno;
–
No pongas a descubierto tus secreteos, ni los ajenos;
–
Ser señor absoluto de todo lo que tienes;
–
No ser pródigo, para que no ser vituperado;
–
No seas avaro, para no ser blasfemado;
–
Estima a una mujer en las cosas necesarias;
–
No través con ella contienda, ni la corrijas en público;
–
Se prudente al contratar, concluir y obrar;
–
No consientas que tu mujer salga, o se reúna en veladas en fiestas y juegos;
–
Sé para tu mujer no sólo un marido, sino también un padre amoroso, un hermano y
un maestro;
–
Toma el gobierno de la familia, a falta de mujer;
–
No tornes a la mujer demasiado rigurosa y desesperada, pero tampoco permitas
que se entregue a sus gustos y sea disoluta;
–
No beses, ni acaricies a tu mujer (sensualmente), en presencia de tus hijos o
hijas;
–
No seas cruel en castigar, ni fácil al perdonar el error cometido;
–
A la mujer y a la familia, hacedlas más temerosas con palabras que con heridas
y golpes;
–
Haga una inspección para ver si hay algún peligro en su casa y sus haberes;
–
De a toda su casa el debido mantenimiento, y a sus siervos, el debido premio acordado;
–
Echa fuera de tu casa al siervo o sierva que persiste en el pecado, o ha caído
en otro peor que el primero;
–
Proveer adecuadamente, lo más necesario en el hogar, dejándolo luego en
custodia de la mujer;
–
No te ocupes tanto en acumular riquezas, al tal punto, que os olvidéis de
aquellos a quienes debéis dejárselas;
–
En las ocasiones de floridas, en las fiestas, o regocijos, no dejes todo a
cargo de la mujer;
–
Huye de la envidia y de los celos, y no permitáis que la ira os venza;
–
Levántate temprano y acuéstate tarde;
–
No te acostumbres ni permitas que en tu casa haya costumbre de prodigarse manjares;
–
Recuerda que antes de ser padre eras hijo;
– Criad a vuestros hijos en el temor y la reverencia;
–
Repara los escándalos de tu casa;
–
Evita que tus hijos, traten y conversen con muchas;
–
Adornad a vuestros hijos con la santa doctrina y la cortesía;
–
El gobierno y educación de vuestros hijos, dejadlo sólo a personas doctas y de
buen ejemplo;
–
Que él busque dote para sus hijas, y que la mujer la busque para sus hijos;
–
En las obras prósperas no te envanezcas, ni en las adversas te abatas, no te
entregues a la vileza;
–
No andes, ni consientas andar de noche;
–
Sea vuestra regla: el deseo del honor y el temor de la infamia;
–
Así como el mar desgasta la roca golpeándola, así también el marido vagabundo
hiere a su mujer;
–
Es mejor mandar a una mujer fea, que obedecer a una mujer bella.
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