lunes, 30 de agosto de 2021

El arma de destrucción masiva del Nuevo Orden Mundial – Publicado en el año 2009 (Centros Cívicos Patrióticos)


 


   OBJETIVO: reducir el 50% la población mundial MEDIO: La gripe

   Según fuentes de: Henry Makow, François Marginean, Léonard G. Horowitz, Spencer Delane, Paul Joseph Watson y Pierre Sumac.

 

   En abril de 2003, ya habíamos conocido la SRAS (Severe Acute Respiratory Disease, SRAS en francés) o neumonía atípica. Esta enfermedad nos llegaba de Asia, y atacó fuertemente la región de Toronto. Se dijo entonces que la SRAS era la última en llegar de toda una serie de nuevas enfermedades, provocadas por una serie de misteriosos “súper gérmenes” mutantes que debían afectar a la humanidad.

 

Génesis de futuras pandemias.

   Un atento estudio científico de las características médico-sociológicas y de los antecedentes de esta epidemia, ha revelado algo mucho más insidioso que la SRAS propiamente dicha. Dicha epidemia poseía todas las características de un nuevo experimento social conducido por “bioterroristas” de guardapolvo blanco. Esta manipulación humana sin precedente, estaba destinada al adoctrinamiento de las masas populares y a manipularlas sutilmente para que, frente a la llegada de una pandemia masiva, ellas apoyen una política de salud pública completamente inadecuada, a pesar de toda la legislación existente. A lo largo de la epidemia de “neumonía atípica” los medios no han cesado de hacer referencia a los nuevos “agentes bacteriológicos”, que podían provocar la desaparición de un tercio a la mitad de la población mundial. Cuando se estudia todo lo que ha sido publicado recientemente en materia de control de la población, así como los objetivos actuales de las principales sociedades industriales multinacionales, se puede notar que esas “predicciones” corresponden estrictamente a ciertos objetivos oficiales concernientes a la reducción de la población mundial.

   En 2003, la lucha llevada a cabo en Canadá contra la SRAS, por primera vez en la historia de ese país, fue directamente dirigida por las Naciones Unidas y por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La familia Rockefeller, la Fundación Carnegie, y los principales dirigentes de la industria farmacéutica mundial, han controlado la investigación canadiense y la lucha contra esta epidemia en Canadá. Nunca una gran pandemia, o epidemia a escala mundial, ha podido ser separada de su contexto económico y político. La epidemia de neumonía atípica ha hecho avanzar el programa político del Nuevo Orden Mundial con mayor celeridad que cualquier otro problema de salud pública. Si los responsables políticos de la salud pública quisieran realmente prevenir esas nuevas epidemias que se producen regularmente, o si verdaderamente quisieran tratarlas en su origen, no podrían dejar de notar que esos agentes bacteriológicos devastadores aparecen siempre misteriosamente en el seno de estructuras secretas que asocian a ciertos medios militares, médicos y de la biotecnología. Basta simplemente con estudiar la sociología médica para darse cuenta.

   Hace ya décadas que algunos “expertos” nos predicen la próxima llegada de una súper epidemia devastadora. La neumonía atípica sobrevino en el mismo momento en que se lanzaba la guerra total contra el terrorismo, y la guerra anglo-estadounidense contra Irak. ¿No era ésa la ocasión propicia para “distraer” a la opinión pública por el hecho de que la administración Bush había acusado a Saddam Hussein de acumular un arsenal impresionante de armas bacteriológicas, entre ellas el ántrax y el virus del Nilo?

   Cierta modalidad de “bioterrorismo” de Estado es perfectamente compatible con una guerra bacteriológica oficialmente manejada por un Estado. El mismo Saddam Hussein había hecho sufrir, a algunas poblaciones de Irak y de sus estados vecinos, los efectos destructores de las armas químicas y bacteriológicas. Es obvio que la neumonía atípica, como la gripe aviaria actual, son producidas con el consentimiento y apoyo de ciertos medios de la industria médica, farmacéutica, petroquímica y militar, que operan de manera ilegal. Las epidemias emergentes completan los efectos de la guerra política contra el terrorismo, y corresponden a nuestra cultura actual influenciada por el bioterrorismo. Tal programa secreto responde a dos objetivos esenciales: la búsqueda del provecho, y la reducción de la población mundial.

 

“Boletín del CCP N° 141 – Año XV – Octubre de 2009.”

 


2 comentarios:

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