DIA IV.
Súplica: Pidamos la conversión de los
perezosos y sensuales.
LABORIOSIDAD DE SAN JOSÉ.
El trabajo de Señor San José era necesario a
Jesús. Él lo sabía y por tanto disfrutaba la dicha de exclamar a cada paso: Esto
es para Jesús. ¡Esto es para María! . . .
Igualmente puede servir a Jesús nuestro
trabajo si así lo queremos.
Cada renglón que estudiemos, cada palabra que
escribamos, cada obligación, cada acto material que ejecutemos, por
insignificante que parezca, puede convertirse en manos de nuestro ángel de
guarda en tesoro espiritual que comprará nuestras almas a Jesús, del mismo modo
que el trabajo de José se trasformaba en moneda con que compraba pan a Jesús.
Propósito: Ofreceré hoy todas mis acciones a
Dios por la conversión de los pecadores.
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