II. El corazón del Santo sólo tenía dulzura
y ternura para el prójimo; después de su muerte no se le encontró hiel en el
cuerpo. Consolaba a los enfermos, daba limosna a los pobres, instruía a los
ignorantes, y con su afabilidad trataba de que se le allegasen los pecadores, a
fin de conducirlos enseguida al redil de Jesucristo.
III. Ese corazón, en fin, que era todo amor
para Dios y toda dulzura para el prójimo, trataba a su cuerpo como a enemigo;
para domar sus pasiones no retrocedía ante mortificación alguna, ante
sacrificio alguno. Examina la causa de tus penas, y verás que provienen de las
pasiones que no supiste domeñar. Aquél que ha vencido a sus pasiones adquirió
una paz duradera.
La
dulzura.
Orad
por la orden de la Visitación.
ORACIÓN
Dios,
que habéis querido que el bienaventurado Francisco de Sales, vuestro confesor y
pontífice, fuese todo para todos para salvar a las almas, difundid en nosotros
la dulzura de vuestra caridad, y haced que, dirigidos por sus consejos y
asistidos por sus méritos, lleguemos al gozo eterno. Por J. C. N. S.
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