La Iglesia y la Francmasonería con el Liberalismo.
I.
La Iglesia — El Reino de Dios.
“El
linaje humano, después de haberse rebelado contra Dios, se dividió en dos
partidos distintos y opuestos. El uno es el Reino de Dios en la tierra; el otro
es el Reino de Satanás, en cuyo poder y dominio están los que no quieren
obedecer a la ley divina y eterna.” (Palabras de
León XIII Enc. Humanum Genus.)
1.
¿De quién traen su origen las sociedades civiles?
Las sociedades civiles traen su origen de
Dios, quien es Criador y supremo y soberano Ordenador de cuanto existe en el
universo.
2. ¿Por qué se debe reconocer a Dios por
Autor y soberano Señor de la sociedad civil?
Dios es el Autor y Señor de la sociedad
civil primero, porque El crió al hombre en tales condiciones que debe buscar la
sociedad de sus semejantes; segundo porque el mismo Dios comunicó al hombre la
razón y la facultad de hablar que son los medios principales para organizar una
sociedad y vivir en ella.
“La
naturaleza, o mejor dicho Dios, Autor de la naturaleza, quiere que los hombres
vivan en sociedad: lo demuestran claramente ya la facultad del lenguaje, la más
poderosa mediadora de la sociedad, ya el número de las necesidades innatas en
el alma, y muchas de las cosas necesarias e importantísimas que los hombres, si
viviesen solitarios, no podrían procurarse y que se procuran unidos y asociados
entre sí.” (Palabras
de León XIII. Enc. De Soc. Civ.)
3.
¿Cuál es el fin que Dios ha señalado a la sociedad civil?
El fin para el cual los hombres, movidos por
la naturaleza, se reúnen en sociedad civil es que cada uno alcance los medios
para llegar al fin que Dios le ha señalado, y es verdadero bienestar temporal
en esta vida y felicidad eterna en la vida futura.
El Papa León XIII precisa
de la manera siguiente el fin y objeto de la sociedad civil en su Encíclica
sobre los deberes de los católicos: “El
fin de toda asociación humana es ayudar a cada uno para alcanzar el fin que Dios
le ha puesto. Una sociedad civil, pues, que se propusiera buscar el bienestar
temporal y lo que puede hermosear y hacer agradable la vida, pero en la
administración y en todos los negocios públicos no tomara en cuenta a Dios y descuidara
la ley moral dada por Dios, no cumpliría con su obligación, y sólo en
apariencia, pero no en realidad y verdad, sería una sociedad humana fundada en
derecho.” (Enc. Sap.)
4.
¿De qué nos sirve la razón que Dios nos ha dado para organizar la sociedad
civil?
La razón nos da a conocer la ley natural de
Dios que es el fundamento firme e indispensable para el orden público, y esta
misma razón, iluminada por la fe, nos habilita para conocer la revelación
sobrenatural, con la cual el Hijo de Dios ha completado y perfeccionado la ley
natural, y le ha añadido los conocimientos y los medios sobrenaturales necesarios
para alcanzar la vida eterna.
5. ¿Cómo llamaremos a la sociedad humana
cuando es ordenada según la ley de Dios?
La sociedad civil organizada y ordenada
según la ley divina es el reino de Dios en la tierra, porque semejante sociedad
reconoce a Dios por Legislador y soberano suyo; le adora y le sirve. Esto es
precisamente lo que el Liberalismo llama teocracia, afectando desprecio para
una teoría que tanto ennoblece a la sociedad humana, pues ¿qué cosa puede ser más gloriosa para el hombre que reconocer a Dios por
Señor, según está escrito? “Le adorarán todos los reyes de la tierra: todos los
pueblos le servirán.” (Salmo. 71, 11.)
6. ¿Qué hizo Dios para establecer su reino
en la tierra?
Dios estableció su reino cuando crió al
primer hombre manifestándole su ley y voluntad, pero habiéndose destruido este
reino por la desobediencia de Adán,
mandó Dios a su propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo, para restaurarlo. De Él está
escrito que es “Rey de los reyes y Señor
de los que gobiernan”.
Jesucristo anunció esta su misión diciendo a
sus apóstoles: “Decidles: El reino de
Dios ha llegado para vosotros.” (S. Lucas 10, 9.)
7.
¿De qué manera estableció Jesucristo el reino de Dios en la tierra?
Jesucristo nos libró del poder de Satanás,
nos enseñó la ley divina y nos dió su gracia para vivir según sus preceptos, y
formar de esta manera una sociedad cristiana.
8. ¿Á quiénes encargó Jesucristo el cuidado
de su reino, cuando subió a los cielos?
Jesucristo encargó a los pastores de la
Iglesia que fundó, el cuidado de extender y conservar el reino de Dios en la
tierra: “Como mi Padre me envió a mí,
así os mando yo a vosotros.” (S. Juan 20, 21.) “Id y enseñad a todos los pueblos,
mandadles guardar todo cuanto os he encargado.” (S. Mat. 28, 19. 20.)
9.
¿Deben por consiguiente los pueblos y sus gobiernos obedecer a la Iglesia?
Los pueblos y sus gobiernos deben respetar y
seguir la ley de Dios y, como la Iglesia está encargada de enseñar y explicar
esta ley, se sigue de aquí que la sociedad civil debe obedecer a la Iglesia en
todo cuanto se relaciona con la ley de Dios; en las cosas indiferentes o
puramente temporales, la Iglesia los deja libres y no pretende mandar en ellas.
10.
Pero ¿no quiso Jesucristo enseñarnos que no pretende reinar sobre los pueblos y
sus gobiernos cuando dijo: “Mi reino no es de este mundo”?
Jesucristo dijo a Pilato: “Mi reino
no es de este mundo” para darnos a entender que no es el mundo quien le ha
dado su potestad, sino su Padre celestial, como lo ha declarado en estas
palabras: “Todas las cosas me han sido
entregadas por mi Padre.” (S. Mat. 11. 27.) “Todo poder me ha sido entregado en el
cielo y en la tierra.” (ibid. 28, 18.).
“LA SOCIEDAD CIVIL CRISTIANA
SEGÚN
LA DOCTRINA DE LA IGLESIA ROMANA”
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