sábado, 24 de mayo de 2025

MARÍA AUXILIADORA – 24 de Mayo.

Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos.

AUXILIUM CHRISTIANORUM. ORA PRO NOBIS

 

   Esta fiesta fue instituida por Pío VII para perpetuar el recuerdo de su entrada triunfal en Roma el 24 de mayo de 1814, a la vuelta de su cautiverio en Francia, por obra y opresión de Napoleón I.

 

   También tiene por objeto agradecer a la Santísima Virgen su protección continua, varias veces atestiguada con prodigios extraordinarios sobre el pueblo cristiano, en defensa contra moros, turcos, herejes y enemigos declarados de la cristiandad. En especial nos recuerda la insigne victoria de Lepanto, en que las armas cristianas, y sobre todos las españolas, derrocaron el imperio de los turcos, gracias a las universales Rogativas ordenadas por el Papa San Pío V. Este Santo Pontífice introdujo en las letanías lauretanas la invocación de “auxilio de los cristianos”.

 

   Apóstol destacado de esta devoción mariana fue San Juan Bosco (1815-1888), fundador de los salesianos, que tanta ayuda recibió de María. Las hijas de Don Bosco, las Religiosas de María Auxiliadora, han propagado intensamente la devoción a esta advocación mariana y han rodeado a María, Auxilio de los cristianos, de apiñada y entusiasta juventud femenina, flor de sus colegios y liceos.

 

A MARÍA AUXILIADORA.

 

   Madre amable de mi vida, Auxilio de los cristianos, la pena que me atormenta, pongo en tus divinas manos.

   Dios te salve María…

 

   Tú qué sabes mis congojas, pues todas te las confío, da la paz a los turbados y alivia el corazón mío.

   Dios te salve María…

 

   Y aunque tu amor no merezco, no recurriré a Ti en vano, pues eres Madre de Dios y Auxilio de los cristianos.

   Dios te salve María…

 

MEMORARE.

 

   Acordáos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección haya sido abandonado; animado con esta confianza, me presento a ti. ¡Oh Madre de Dios!, no desoigas mis súplicas; escúchalas y acógelas benignamente, ¡oh clemente, oh dulce Virgen María!

 

   Pedir la gracia que se desea…Rezar una Salve.

 

 ORACIÓN.

 

   Omnipotente y misericordioso Dios, que para defensa del pueblo cristiano le has preparado de modo admirable un auxilio perpetuo en la bienaventurada Virgen María; haz que, después de luchar en esta vida confortados con tal auxilio, merezcamos la victoria sobre el maligno enemigo en la hora de la muerte. Por J. C. N. S.

 

viernes, 23 de mayo de 2025

NO TE PREOCUPES POR NADA… (NIHIL SOLLICITI SITI...) – P. Alberto Moreno S.I.


 

  No viváis preocupados... Nuestro Señor no condena la previsión prudente. Pero condena esa preocupación, tan frecuente y tan absurda del mañana: ¿qué comeré o con qué me vestiré?

 

   Vuestro Padre celestial sabe que necesitáis estas cosas. Mi Padre  “sabe” lo dice Cristo. ¿Puedo entonces dudar siquiera de que me dé lo necesario? Es mi Padre, y conoce mi necesidad; eso tiene que bastarme para alejar de mí esa preocupación inquietante del mañana.

 

   Trabajar, si –es la ley de la vida–, y trabajar con esfuerzo, con constancia, pero también con paz, y, sobre todo, con una confianza absoluta en la providencia del Padre celestial.

 

    ¿Me preocupa mi salud?

    ¿Me preocupa mi oficio?

    ¿Me preocupa mi porvenir?

 

    ¡Cuántas preocupaciones inútiles y nocivas! Ellas no van a hacerme ni más fuerte ni más sano; no van a hacerme más inteligente ni a dar mayor eficacia a mi trabajo; no van a cambiar el rumbo de las cosas.

 

   ¿Acaso mi salud no está en manos de Dios?

   Y mi oficio, ¿no es él quien me lo ha señalado?

   ¿Y no está en sus manos amorosas y paternales mi porvenir?

 

   Y así, todas esas preocupaciones vanas se desharían como neblina al salir el sol. Si no me preocupara, si yo dejara reinar en mi alma esa confianza filial en mi Padre celestial, que sabe lo que me hace falta. ¡Qué diferente sería mi vida!

 

   Él da de comer a los pajarillos del campo. Él viste las flores con esos encantos maravillosos. Él abre su mano y llena de bendición a todos los animales. ¿Y me abandonará a mí, que soy su hijo? ¿No soy yo para Él mucho más que las flores y las aves? ¿No dio Él por mi alma el precio de la sangre de su Hijo Unigénito?

    

   ¡Que absurdas son mis preocupaciones cuando las miro a esta luz divina que la Providencia difunde sobre ellas!

 

   Y, sin embargo, las desecho una vez..., y vuelven de nuevo y me quitan la paz y me pongo a devorarme los sesos buscando la manera..., ¿de qué? De engañarme a mí mismo. Porque confiar en mis pobres medios humanos, ¿qué otra cosa es sino engañarme tristemente?

 

   “Prever está bien. Preocuparme está mal” Es faltar a la confianza que debo a la Providencia de mi Padre Celestial. Es pretender adelantarme a lo que ella amorosamente ha dispuesto sobre mí y ha preparado para mi bien.

    

   ¿Por qué, pues no abandonarme confiado y tranquilo en el seno de esa Providencia de mi Dios? “Nihil mihi deerit”: nada me faltará.

 

“ENTRE ÉL Y YO”


jueves, 22 de mayo de 2025

Vida y muerte de Guy de Fontgalland.(Ciervo de Dios)




NACIMIENTO.

 

   Guy de Fontgalland era hijo del conde Pierre Heurard de Fontgalland (1884-1972), abogado, y de Marie Renée Mathevon (1880-1956). Ella tenía la intención de hacerse carmelita y él era un católico militante. Monseñor de Gibergues, obispo de Valence (Drôme) y amigo de la familia, los presentó y los unió en matrimonio. Bautizó a su hijo como Guy Pierre Emmanuel el 7 de diciembre de 1913.

 

   Guy tenía las cualidades y los defectos de un niño común. Demostró ser desenfrenado con su madre y enfadado con su hermano Marc, nacido en 1916, pero también sensible y cariñoso. Era especialmente franco y leal, confesando sus faltas a riesgo de ser castigado. “Murió con la reputación de no haber mentido jamás” Reflejó una fe muy infantil, inspirada en Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. En enero de 1917 visitó su tumba en Lisieux, donde acompañó a su madre en peregrinación. A pesar de su corta edad, intentó imitar a Jesús en todo. Charlaba con él en la intimidad de su habitación y, posteriormente, durante la Sagrada Comunión. Ofrecía pequeños sacrificios a diario para intentar complacer a Jesús. Con solo cinco años manifestó su deseo de hacer la Primera Comunión y, al año siguiente, su deseo de ser sacerdote. Aprendió a leer y escribir en dos meses y se matriculó en las clases de catecismo de la parroquia.

 

   El 22 de mayo de 1921, aprovechó las dispensas del Papa San Pío X para recibir la comunión anticipada, y pronto se convirtió en apóstol de la congregación de la Cruzada Eucarística. Ese día, tras un mes de preparación, marcado por ciento dieciocho sacrificios que registró diligentemente, hizo su Primera Comunión en la iglesia de San Honorato de Eylau. Recibió una revelación de su muerte inminente, pero la mantuvo en secreto para no entristecer a sus familiares.

 

 

   En octubre de 1921, ingresó en el Colegio de San Luis Gonzaga, donde fue un estudiante mediocre, perezoso y negligente en sus estudios a pesar de su inteligencia y curiosidad. Fue corregido y mejoró su carácter. No llamaba la atención, pero se distinguía por su caridad y su amabilidad. Protegía a los estudiantes más débiles, pero no se defendía cuando lo atacaban, perdonaba a sus oponentes y no guardaba rencor ni resentimiento, nunca se enfurruñaba y se negaba a denunciar a otros o a causar problemas.

 

MUERTE.

 

   En julio de 1924, la familia peregrinó a Lourdes. Frente a la gruta, recibió la confirmación de su revelación anterior: moriría pronto, un sábado, día de la Santísima Virgen María.




 

   En la noche del 7 al 8 de diciembre, enfermó de difteria. Siguió un período de crisis y remisiones durante el cual, sabiendo que moriría a pesar del optimismo de sus médicos, le reveló su “doble secreto” a su madre. Afrontó el dolor con valentía y murió  el sábado 24 de enero de 1925, a los once años.

 

POSTERIOR A SU MUERTE.

 

   Su muerte causó sensación. A finales de 1925, el Padre Rector de San Luis Gonzaga escribió: «Es realmente asombrosa la forma en que se difunde la historia de esta pequeña vida; la mano de Dios está aquí». Hubo una procesión continua de padres, amigos y religiosos en el número 37 de la rue Vital, donde el cuerpo, rodeado de flores blancas, fue expuesto durante cincuenta y dos horas con un permiso especial. Una fotografía de Guy en su lecho de muerte, tomada en aquel momento, fue enviada o entregada en su memoria, con un total de 500 copias.




 

   Tras una ceremonia en la iglesia de Nuestra Señora de las Gracias de Passy, ​​el féretro fue trasladado a la estación de Lyon y colocado en un carromato con el escudo de armas de la familia Fontgalland. El funeral en la Catedral de Die (Drôme), residencia familiar, tuvo lugar el viernes 30 de enero de 1925, «en medio de una gran multitud».

 

   Animada por sacerdotes, entre ellos el Nuncio Apostólico, Monseñor Cerretti, quien escribió el prefacio del libro de Madame de Fontgalland, y el Arzobispo de París, Madame de Fontgalland escribió del 23 al 25 de marzo una breve biografía de su hijo. Se publicó en otoño, primero con una tirada de 400, luego de 4.000 y finalmente de 95.000 ejemplares. Se tradujo a trece idiomas.

 

   Desde toda Francia y luego desde el resto del mundo, se escribe más sobre él. Muchos acudieron a rezar ante su tumba y visitaron a sus padres. Cientos de miles de personas piden imágenes en su memoria, que se distribuyen en 48 idiomas. Se distribuyeron unos 726.000 paquetes de ropa. Se le dedicaron libros en varios idiomas.

 

   En la inauguración de la estatua del Cristo Redentor en Río de Janeiro en octubre de 1931, el Episcopado brasileño y más de quinientos sacerdotes solicitaron la beatificación del niño. Se hicieron eco de las 650.000 firmas ya enviadas a Roma o París entre 1926 y 1931. Al año siguiente, el 15 de junio, el arzobispo de París constituyó un tribunal diocesano para investigar su causa. Hasta el 1 de marzo de 1934, se documentaron y se le atribuyeron 244 conversiones, 698 vocaciones religiosas, 742 curaciones atestiguadas por médicos y aproximadamente 85.000 gracias más.

 

   El 25 de marzo de 1936, su cuerpo fue trasladado a la capilla de Sainte Paule en Valence (Drôme) para apoyar la vocación de los seminaristas. El 11 de septiembre, sus padres y su hermano fueron recibidos por Pío XI, quien había promovido su causa.

 

   Ya había 1.312.000 firmas de niños y adultos que pedían al Papa que acelerara la beatificación de Guy.

 

   El expediente de la investigación consta de 1804 páginas. Fue enviado a la Congregación de Ritos en Roma el 8 de febrero de 1937. Pío XI falleció dos años después. La decisión de suspender la causa se conoció informalmente en noviembre de 1941, al inicio del proceso ordinario, y posteriormente oficialmente el 18 de noviembre de 1947, diez años después de la clausura de la investigación diocesana.

 

ALGUNOS HECHOS Y DICHOS DE GUY DE MONTGALLARD.



 


 

 

   ¡Oh, mi querido Jesús, te amo! ¡Te amo más que a nada! Y para demostrártelo, quiero dejarlo todo... ¡Seré tu sacerdote! Se dice que Jesús le respondió: “Yo también te amo, mi pequeño lirio puro; sin embargo, no serás mi sacerdote, sino mi ángel… Pronto te llevaré al cielo…” Esto llenó de felicidad a Guy, pero guardó el secreto para no entristecer a sus padres (solo lo reveló 3 años después, poco antes de su muerte). La comunión se convierte en un encuentro especial. “¿Cómo celebras el Día de Acción de Gracias?” le preguntan un día. “Jesús me habla, yo lo escucho y lo saboreo”.

 

   Todas las noches se queda dormido rezando el rosario. Dijo que “la Virgen María es mejor que todas las madres juntas”.

 

   En un viaje a Lourdes, en una peregrinación que vivió con gran recogimiento e intensidad, escuchó la voz de María que le decía “Mi querido Pequeñito, vendré a buscarte pronto, vendré a buscarte un sábado, en brazos de tu madre, para llevarte derecho al cielo”.

 

   Curiosamente, en la noche del 8 de diciembre (Día de la Inmaculada Concepción), Guy sufre una misteriosa enfermedad. Es en este momento cuando revela todos sus secretos. Durante un mes y medio luchan contra el mal, pero Guy encanta a todos con su piedad y coraje. El 24 de enero, en brazos de su madre, abrió los ojos y, sonriendo, miró a un punto por encima de él y dijo: «¡Jesús! Te amo...». Luego, con dulzura, dijo: «Mamá...». Y así se fue. Tenía 11 años y era sábado.

 


miércoles, 21 de mayo de 2025

"UNA CARTA DESDE EL INFIERNO" (Para reflexionar: Cómo va nuestra vida espiritual)

 



   Te vi ayer cuando comenzabas tus tareas diarias. Te levantase sin acordarte de orar a tu Dios. En todo el día no lo tuviste presente. De hecho ni siquiera recordaste bendecir los alimentos. Eres muy desagradecido con tu Dios y eso me gusta de ti. También me agrada la enorme flojera que tienes en todo lo que se refiere a tu formación como católico. Tu vida sacramental está por los suelos... sólo vas a Misa los domingos y eso llegando tarde. Confesar y comulgar, rara vez, cuando hay cierta presión por los compromisos familiares. ¿Y qué decir de tu tacañería en hacer apostolado? ¿En  difundir tu religión? ¿En enseñar a otros el amor de Cristo? ¿Los cuidados de María? Todo ello es muy útil para mí. No sabes cómo me alegra.

 

   Tantos años y sigues igual. Crees que no tienes nada que cambiar. Me encantas. Hemos pasado muchos años juntos y aún te detesto. Es más, te odio porque odio a tu Dios. Que no lo ames, que lo olvides, es una forma de triunfar, de contradecir Sus deseos.       

 

   Con tu cooperación estoy demostrando quien es el que manda en tu vida. Con todos esos momentos que hemos pasado juntos... Hemos disfrutado muchas películas “para adultos” y que decir de las veces que hemos ido a los espectáculos artísticos en vivo. De los programas de la tele tan picantes y de las imágenes en Internet. ¡Ah! Y cuando no te has “portado bien” con aquella personita. Pero más me agrada que engañes a tus remordimientos con aquello de “eres joven tienes derecho a gozar de la vida”. No hay duda... eres de los míos.

 

   Disfruto mucho de los chistes colorados que escuchas y cuentas. Tú te ríes de la picardía que tienen y yo me carcajeo de ver a un hijo de Dios haciendo eso. Pero el hecho es que ambos la pasamos bien con las canciones de música y letra sensual que escuchas. ¡Qué bien identificas cuales son los grupos musicales que más me gustan…porque yo mismo los poseo!

 

   También disfruto mucho cuando murmuras de los demás, los chismes que siembras se dispersan con mucha facilidad. Tienes gran habilidad para crear divisiones. ¡Ah! y por tu actitud de rebelión siempre contra toda autoridad. No dejes que nadie te diga lo que tienes que hacer. Eres libre de llevar a cabo lo que te venga en gana.

 

   Esta carta es para decirte GRACIAS por dejarme que utilice la mayor parte de tu tonta vida. Eres tan manejable, que sucumbes a las más simples tentaciones. El pecado se ha adueñado de tu vida. Sigue siendo así.

 

   En ocasiones me haces un gran servicio, cuando das malos ejemplos a los niños. Son tan receptivos, que me haces un gran favor encaminándolos a ser como tú. Te lo Agradezco mucho.

 

   Si tuvieras algo de sesos cambiarias de ambiente, de compañía, hablarías con tus padres, con aquel amigo que se entristece cuando yo estoy feliz, con el sacerdote ése que rechazas por fuera, pero lo admiras por dentro y que te hace sonrojar cuando te dirige la palabra. Les pedirías ayuda y seguramente te la darían y regresarías a tus oraciones, a los Sacramentos y a tu apostolado y entonces, adiós mi gabán, te me escaparías.

 

   No acostumbro enviar estos mensajes, pero eres tan conformista y flojo que no creo que vayas a cambiar. Te tengo bien estudiado y más adelante, cuando crezcas un poco más, utilizaré mi arma más efectiva: te induciré a que no creas en mí. Eso me conviene. Así ya nunca pelearas contra mí y yo, a tu muerte cuando se acabe tu tiempo, te arrastraré conmigo al fuego eterno. Ahí te unirás a los míos para maldecir y odiar eternamente a Dios, a la Virgen, a tus padres, a todos tus amigos y enemigos y a mí. Pero habré triunfado no amarás a nadie, no lo amaras a Él, a Cristo Jesús, a Cristo Dios.

 

   ¡NO!, ¡YA NUNCA PODRÁS ARREPENTIRTE Y TERMINARÁS ABORRECIENDO A TU DIOS Y YO DISFRUTARÉ DE SUS LÁGRIMAS!

 

   Tu enemigo que te ODIA, Satanás

 

   Posdata. Sí realmente quieres que te ayude a gozar en este mundo, no muestres esta carta a nadie.

 

REVISTA mensual. “FAMILIA CATÓLICA”

 

 

miércoles, 14 de mayo de 2025

LA PERFECTA CONFORMIDAD – Por Santa Teresa de Ávila.


 

Véisme aquí, mi dulce Amor;

amor dulce, véisme aquí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

 

+++

 

Véis aquí mi corazón.

Yo le pongo en vuestra palma

mi cuerpo, mi vida y mi alma,

mis entrañas y afición;

dulce Esposo y redención,

pues por vuestra me ofrecí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

 

+++

 

Dadme muerte, dadme vida:

dad salud o enfermedad,

honra o deshonra me dad,

flaqueza o fuerza de vida,

que todo diré que sí.

¿Qué mandad hacer de mí?

 

+++

 

Dadme riqueza o pobreza,

dad consuelo o desconsuelo,

dadme alegría  o tristeza,

dadme infierno o dadme cielo,

vida, dulce, sol sin velo,

pues del todo me rendí.

¿Qué mandad hacer de mí?

 

+++

 

Sí queréis, dadme oración,

si no, dadme sequedad,

si abundancia y oración,

y si no esterilidad,

Soberana Majestad,

Sólo hallo paz aquí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

 

+++

 

Si queréis que esté holgando,

quiero por amor holgar,

si me mandáis trabajar,

morir quiero trabajando.

 

+++

 

Véisme aquí, mi dulce Amor;

amor dulce, véisme aquí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

 

SANTA TERESA DE JESÚS.

 

 

 

 

 

martes, 13 de mayo de 2025

EL MILAGRO DE LAS PALOMAS EN FÁTIMA.

 

   


   Las palomas. — La paloma, es un ave que se distingue por su apacibilidad y blancura, es símbolo del Espíritu Santo. Al alma pura se  compara con la paloma. La Santísima Virgen es la Inmaculada (limpia y sin mancha). La paloma es quién llevó al arca de Noé una ramita de olivo, símbolo de la paz, reconciliación y alegría. La paloma es una  fiel mensajera.

 

   Las palomas se relacionan con las apariciones de la Virgen en Cova de Iria. Este milagro se realiza  en una época de odios, y revolución (1917 Revolución Rusa). María es la Reina de la Paz. (Regina pacis).

 

   Nuestra Madre Celestial, en su triunfal paseo desde Cova de Iria a Lisboa, allá en Portugal, recorre 180 kms. Pasa por Bombarral, pueblo que es foco de perversas ideas. La hija de un médico suelta allí cinco palomas blancas. Tres van a posarse en las plantas de la Virgen a la vista de 10.000 personas. Acompañan quietecitas la imagen de la Virgen, sin comer ni beber, durante tres días y tres noches. Al llegar a Lisboa no se dejan aturdir ni espantar por los fulgores de las velas, por los ruidos de la multitud, ni por los cantos sagrados y bandas de música. Se suceden torrenciales lluvias y las palomitas permanecen empapadas, pegadas a la imagen milagrosa. Las tapan con ramos de flores y salen airosas ante el público. Al hablar su Eminencia el Cardenal Patriarca de Lisboa se vuelven hacia él hasta tanto que terminó su discurso.

 

   Una vez en el templo, una palomita se posa sobre el trono del Patriarca, otra sobre el comulgatorio, y la tercera sobre la imagen de Nuestra Señora de Fátima. Hechos semejantes se fueron repitiendo en otros templos, pueblos y ciudades.

 

   En el año 1948 fue llevada esta milagrosa imagen a España e idénticos episodios realizan las palomitas. España tributó a Nuestra Señora de Fátima el más espléndido homenaje que se puede imaginar.

 

   Estas palomitas nos dan a todos delicados ejemplos de perseverancia, siempre unidas a la Reina de los cielos y tierra. Nos hablan de penitencia, de paciencia, mansedumbre y paz, que tanto precisan individuos, sociedades y naciones. Aprendamos estas lecciones.

 

lunes, 12 de mayo de 2025

LA REVIVISCENCIA DEL “AMERICANISMO” SÍ SÍ NO NO – Revista Católica Antimodernista – Enero 2009. N° 198.


 

S.S.P. LEÓN XIII. Condenó el “AMERICANISMO”


 

EL AMERICANISMO CONDENADO POR LA IGLESIA.

 

«AMERICANISMO: es el término que se acuñó, a finales del siglo XIX, para denotar el movimiento que suscitaron las ideas y los métodos del presbítero P. Hecker, fundador de la Sociedad Americana de los Misioneros Paulistas. Este cura americano, consciente de las exigencias psicológicas, la mentalidad, la índole de su exuberante pueblo, había intentado adaptar la religión católica, sin demasiadas preocupaciones dogmáticas, al espíritu de sus conciudadanos (gente ávida de una libertad individual absoluta; insensible al abstraccionismo teórico; amante, en cambio, del pragmatismo, e inclinada a concebir la vida en sentido hedonista a causa de las riquezas naturales del país). Su tentativa hizo ruido asimismo en Europa, lo que determinó esa corriente denominada “americanismo Más que de un sistema se trataba de una tendencia, carente de organicidad, que se concretaba en algunos principios de índole práctica. León XIII, una vez avistado el peligro, envió al cardenal Gibbons (1889), y por conducto de éste a todo el episcopado norteamericano, la carta apostólica Testem Benevolentiae. Este documento pontificio pone en claro los principales errores del americanismo, que se sintetizan en la presunta necesidad de: a) adaptar la Iglesia a las exigencias de la civilización moderna sacrificando algún viejo canon, mitigando ¡a antigua severidad, orientándose hacia un modo de actuar más democrático; b) dar mayor amplitud a la libertad individual en el pensamiento y la acción, teniendo en cuenta que, más que la organización jerárquica, es el Espíritu Santo el que obra directamente en la conciencia del individuo (influjo del protestantismo); c) abandonar, sin cuidarse de ellas, las virtudes pasivas (mortificación, penitencias, obediencia, contemplación), pero cultivar las activas (acción, apostolado, organización), lo que llevaría a favorecer, entre las congregaciones religiosas, las de vida activa. El Papa concluye con las siguientes palabras luego del sereno examen recién visto: Nos no podemos aprobar las opiniones que integran lo que se denomina “americanismo”

 

   Dejando aparte las intenciones de los americanistas, su posición, ciertamente, no se compadece fácilmente con la doctrina y el espíritu tradicional de la Iglesia, o, por mejor decir, y con eso está dicho todo, abría paso a errores teóricos y prácticos [el americanismo fue, en efecto, caldo de cultivo del modernismo» (P. Parente- A. Piolanti- S. Garofalo, Dizionario di Teología dogmatica, Roma, Studium, 41a edición).

 

   Monseñor Henri Delassus escribió en su momento un libro sobre el americanismo (L’Americanisme et la Conjuration antichrétienne, Lille-París, Desclée de Brouwer, 1899), en el que afirmaba que, entre todos los factores inquietantes del mundo a la sazón, no era de los menores el espíritu que animaba a Norteamérica. En efecto, lo que la caracterizaba era la audacia con que pisoteaba «todas las leyes de la civilización católico-romana» (p. 1).

 

   Tamaña “audacia” se extendía incluso al campo religioso. El término “catolicismo americano” o americanismo no era la etiqueta de un cisma o una herejía, sino que, como enseñaba Monseñor Delassus, «es un conjunto de tendencias doctrinales y prácticas que tienen su sede en América y que se difunden desde allí por el mundo cristiano, en especial por Europa» (pág. 3) con la mira puesta en debilitar y, si fuera posible, aniquilar, las naciones católicas, «para dar la hegemonía a las protestantes, como América, Alemania y Gran Bretaña» (nota n° 1, pág. 7). Uno de los «elementos distintivos de la “misión americana” es el retorno a la unidad de todas las religiones mediante la destrucción de las barreras y las diferencias, llegando incluso a la celebración de un congreso relativo a la tolerancia internacional de las religiones para luchar unidas contra el ateísmo» (pág. 124). El indiferentismo o tolerancia por principio (es decir, tolerancia dogmática), a que tiende el americanismo, consiste en equiparar «todas las religiones como buenas por igual» (pág. 85).

 

   Monseñor Henri Delassus recuerda (pág. 94) que el magisterio de la Iglesia condenó antaño todos los principios falsos en los que se funda el espíritu americanista: los denominados “derechos del hombre” (condenados por Pío VI); la libertad absoluta de la persona humana, la libertad de pensamiento, de prensa, de conciencia y de religión (condenadas por Gregorio XVI y Pío IX); el separatismo entre Estado e Iglesia (condenado por León XIII). Para los americanistas, en cambio, es menester basarse en el «liberalismo amplio o latitudinarista y en la tolerancia dogmática a ultranza, evitando hablar de todo lo que pudiera desagradar a los protestantes y a las demás religiones» (pág. 97). En pocas palabras, para la Iglesia de Roma «el catolicismo es la religión verdadera, mientras que para los americanistas no es más que una de tantas» (pág. 100).

 

   Por desgracia, el ideal americanista empezó a cosechar éxitos unos cincuenta-sesenta años después de la condena de León XIII, inicialmente y de manera latente en el concilio Vaticano II, y luego abiertamente en Asís, en 1986, y últimamente con el viaje de Benedicto XVI a los EE.UU. (abril del 2008).

 

¿Qué “porvenir”?

 

   El libro de Monseñor Delassus parece hoy casi profético. «Los –americanistas –escribía el prelado– dicen que las ideas americanas son las que Dios quiere para todos los pueblos de nuestro tiempo. Judaismo y americanismo [que tienen un punto de contacto en los principios del 1789] creen haber recibido una “misión divina”. Por desgracia, la influencia de América, con su espíritu de libertad absoluta, se extiende cada vez más entre las naciones, de manera que América dominará los demás países» (págs. 187-188). América parece ser la «nación del porvenir» (pág. 190). Sin embargo, comentaba Monseñor, «si tal porvenir es el del desarrollo político, social, comercial e industrial según los principios del 1789, o sea, el progreso material y la independencia absoluta del hombre de toda autoridad, la divina inclusive, la era que veremos será la más desastrosa que se haya visto jamás. En ella América destruirá las tradiciones nacionales europeas para fundirlas en la unidad o pax americana» (pp. 191-192).

 

   La base, o el mínimo común denominador, de tal mixtura de religiones, pueblos y culturas es un moralismo sentimental o «una moral indeterminada» (pág. 192), subjetiva y autónoma de tipo kantiano, «independiente del dogma, de manera que cada uno es libre de interpretarla a su modo» (pág. 130). Esta base se está realizando en nuestros días por conducto de la unión de los “teo (o neo) conservadores” americanistas y cristianistas con el sionismo y elementos conservadores del catolicismo liberal, que se unen para defender la vida (cosa buena en sí), el embrión, contra el materialismo ateo, pero en desmedro de la pureza del dogma (lo cual es inaceptable), de la tradición cultural de cada nación y de las diferencias étnicas que, si bien no han de ser exageradas con la teoría de la defensa de una inexistente “raza pura”, no deben tampoco ser destruidas en perjuicio de la raza en sentido lato, es decir, del pueblo, que tiene sus peculiaridades en punto a lengua, cultura, mentalidad y religión.

 

   «El movimiento neocristiano o americanista tiende a liberarse del dogma para fundarse en la belleza de la ética» (pág. 60), «a reemplazar la fe con una cultura o sensibilidad independiente, en una vaga religiosidad superior a todas las demás religiones positivas» (pág. 76). Ahora bien, según la doctrina católica, es cierto que «la fe sin obras está muerta» (Apóstol Santiago), pero es cierto asimismo que «sin fe es imposible agradar a Dios» (San Pablo). Así, pues, no hay que despreciar la moral, pero tampoco reducir la religión a sola la moralidad dejando de tener en cuenta la integridad dogmática.

 

PARTE I de III.