Una verdad hay
innegable, y es que el PODER POLÍTICO
es de los más formidables medios de dominación en manos de los que usan más la
astucia y el egoísmo que el criterio recto y el bien general de una nación.
Este poder se concentra bajo las apariencias de la más amplia libertad, de la
más sincera fraternidad y la más cordial igualdad. El sufragio universal ha sido en la mayoría de los casos una farsa; y
preciso es confesarlo, los argentinos estuvimos largos años sojuzgados por este
espejismo. Se votó pero no se eligió, porque los elegidos ya lo estaban de
antemano por una comandita que utilizo a un partido como pantalla.
La POLÍTICA
se ha hecho por esto una MALA PALABRA.
Satanás
se ha servido de los políticos venales
para comprar todas las conciencias y vender a sus fieles servidores todas las
patrias. Todavía les repite la frase que le dijo a Cristo cuando lo tentó de ambición mostrándole todos los pueblos de
la tierra: “Todo
esto es mío y te lo daré si arrodillándote
me adoras”. ¡Cuántos políticos no supieron vencer la tentación se
arrodillaron, lo adoraron, y gobernaron para ensanchar más aún el reinado de
Satanás! La ambición política es la más terrible y la más subyacente de las
tentaciones. Es la que más ciega y ata.
Si
Satanás es el padre de la mentira, los Parlamentos han sido con frecuencia los
cenáculos de la hipocresía, del artificio, del maquiavelismo, de la farsa más
estúpida y más satánica. Son todavía en muchas naciones escuelas de
sofistas. Las
leyes se votan no con libertad sino con autoridad presionante. Se
arma la máquina para representarse la
farsa de la deliberación. A veces se defienden personas a costa de los
conceptos más puros de la democracia y se pone el interés de un partido, que es
el de un cenáculo de privilegiados, por encima del INTERÉS DE UNA NACIÓN.
¡Cuántas
veces se defiende masónicamente a un adversario y se desprecia a un partidario,
porque aquel conoce debilidades inconfesables!
Hoy hay pueblos que tienen sus Cámaras al
servicio de una doctrina “intrínsecamente perversa”. En efecto, los comunistas, en frase del Cardenal Francisco Spellman,
defienden un programa de acción que “odia a Cristo, y han hecho un PACTO CON SATANÁS”. (“La Época”, 6 de enero de
1949).
Maquiavelo ha sido un gran pregonero del reinado de
Satanás en la política. Ha enseñado
a los gobernantes y a los legisladores a poner la utilidad por encima de la
LEY. Les ha enseñado a actuar como león o como zorro, según las circunstancias.
Porque las circunstancias, según este filósofo bastardo de la política
degenerada, pueden más que las leyes y las buenas costumbres, enunciadas en la
fuerza de la sana opinión pública. A veces se le hace decir a la ley lo
contrario de su sentido real, para salvar, según dicen, su espíritu,
manteniendo las expresiones constitucionales. Es que hay que salvar la
legalidad constitucional. El fin supremo consiste en hacerse CÉLEBRE
para dominar mejor. Como el medio de la violencia no es FÁCIL, los políticos apelan al arte de la estafa. El fin justifica para el político inmoral o
amoral todos los medios, por crueles que fueren. La virtud no suele ser recompensada; el engaño y el crimen son senderos
más fáciles. Además, para esquivar responsabilidades no hay como achacarle al
adversario lo que uno hace. Hay que
ofrecer un brillante y justiciero programa de acción y luego hacer todo lo
contrario. Llamarse con un nombre pomposo y ser condecorado con títulos de
dignidad, aunque en realidad la regla de conducta sea la de un infame. Arrodillarse
ante todos los ídolos para lucrar más poderío. La sed indefinida de
poder lleva a los gobernantes a hacer de sus Estados poderosas potencias e
imperios, para aplastar a los débiles y explotarlos como una mina de oro. Hay que enriquecerse aunque sea a costa de
la miseria ajena. La VIRTUD, dicen,
nunca hizo progresista a los pueblos. No dicen, que si esto fuera
cierto, los vicios habrían de haberlos hecho dichosos. Si el porvenir no es de los HOMBRES HONESTOS, el porvenir habría de ser
de los HOMBRES BESTIAS. Una existencia empleada solamente en buscar la UTILIDAD, al fin ESCLAVIZA a los hombres a la oportunidad de los egoístas, poderosos
y criminales. Así muchos llamados GRANDES
políticos han resultados MISERABLES
AMBICIOSOS Y HOMBRES PEQUEÑOS sin sentido de la base que engrandece a los
pueblos: LA JUSTICIA.
Satanás les entrega todo el poderío a los políticos sin
fe, con tal que se arrodillen y lo adoren sirviéndole en su empresa de DESUNIÓN
SOCIAL. En los crímenes de las
guerras, en las convulsiones políticas, en las sinuosidades de la astucia y la
violencia facciosa.
¡Cuántas
veces hemos oído hablar de TRIUNFOS POLITICOS asentados sobre la EXPLOTACIÓN DE
LA CLASE TRABAJADORA, y la CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA en manos de unos pocos!
Satanás es el enemigo del género humano; y los
malos políticos sus áulicos que se
encargan de dictar leyes que secunden su empeño exterminado del bien, borrando
a Dios de las Constituciones, y despojando a las leyes de su espíritu
evangélico. El matrimonio se
conceptúa como un simple contrato sin sentido religioso, la familia se aprecia
como instrumento biológico de reproducción para engordar la boa del Estado,
según lo establecen los rusos en su Código de la Familia, declarando que hay
familia donde hay hijos (artículo 133, titulo 3, capítulo I del Código de
Familia). Viviani grito en el Parlamento francés que llegaría a borrar el
nombre de Dios de las estrellas; los socialistas clamaron por el divorcio
absoluto, en nombre de la libertad, que ellos conceptúan legítima, cuando se
deja a la mujer en condición disminuida a la de una joven engañada, pues ésta
siempre tiene posibilidad de matrimonio legítimo. El divorcio ofrece el
espectáculo de niños abandonado LEGÍTIMAMENTE por el padre o la madre. Los
malos políticos, genuflexos ante Satanás, arrancan toda cultura religiosa de la
escuela, y se ufanan de insertar en sus programas de acción la reintegración de
la escuela laica e implantación del divorcio en los países que dominan. Los
políticos fieles a Satanás tratan no de distinguir poderes, sino de SEPARAR Y OPONER LOS DERECHOS DE LA IGLESIA A LOS
DERECHOS DEL ESTADO, y porque adoran al dios Mamon, al becerro de oro, cuyo
templo es la Bolsa Internacional, vociferan contra los que dan medios de
independencia económica a los
trabajadores, sin la cual no tendrán jamás plena libertad civil ni política. El
hombre nunca ha podido ser vulnerado en el nombre de Dios; siempre en cambio lo
fue en nombre de la LEGALIDAD FABRICADA POR IMPÍOS al servicio de Satanás.
NO AMAN EL BIEN, POR
ESO NO ODIAN EL MAL.
Tomado del libro: “EL REINADO DE SATANÁS”
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