PARA
TODOS LOS DÍAS.
Antes del punto de la meditación se
practicará lo siguiente: Arrodillado delante de alguna imagen de Jesús
crucificado, con profunda humildad y reverencia, y avivando la fe de que está
Dios presente se dirá:
La gracia del Espíritu Santo ilumine
nuestros sentidos y corazones. Amen. Por la señal, etc.
ACTO
DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre
verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos
ofendido, y propongo con vuestra divina gracia no pecar más: la que espero me concederéis
por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro santo servicio hasta
alabaros en el cielo. Amen.
ANTÍFONA.
Espíritu divino, venid a mí, llenad mi
corazon con vuestra gracia, y abrasadle con el fuego de vuestro divino amor. Enviad
sobre mí vuestro Espíritu.
Responded: Y bien pronto seré todo renovado.
ORACIÓN.
¡Oh Dios, que con las luces del Espíritu Santo
instruís los corazones de los fieles! Haced que ese mismo divino Espíritu,
ilumine mi alma, y la haga por siempre participante de los consuelos celestiales,
por Jesucristo Nuestro Seño. Amen.
DÍA
1 DE FEBRERO.
El que se humilla será ensalzado. Qui se
humiliat exaltabitur (Luc. 14. 11).
VIRTUD.
– Humildad.
Punto
de la meditación.
La humildad es el fundamento de todas las
virtudes; y la mejor disposición para obtener los dones celestiales, dice san Agustín:
La práctica de la humildad es la virtud, que San Vicente de Paul más
recomendaba. Esta virtud es la que san Luis Gonzaga deseaba con más ardor;
todos los días dirigía una oración a los santos Ángeles, a fin de obtener por
su intercesión, ir por este camino real, que anduvieron los antepasados. Un
santo religioso acostumbraba a decir: «Con mucho gusto daria mis dos ojos por
adquirir la verdadera humildad. ¡Oh humildad! ¡Oh humildad!
Concluido de meditar el Punto, se dirá la
siguiente:
ORACIÓN:
Dios mío, dadme la humildad, haced que conozca mi nada, mis miserias y mi
flaqueza. Que este conocimiento me anonade delante de Vos, y me obligue a suplicaros
continuamente el que me asistáis con vuestra gracia.
“AÑO FELIZ O
SANTÍFICADO”. Año 1858.
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