Erasmo:
Patrono de los marineros; navegantes; mujeres en trabajo de parto; partos y
alumbramientos. Protector contra los dolores abdominales; apendicitis;
enfermedades y desórdenes intestinales y estomacales; cólicos; peligros del
mar; dolores de parto; tormentas.
SANTOS MARCELINO, PEDRO Y ERASMO, Mártires
El reino de los cielos sufre violencia, y los
violentos se apoderan de él. (Mateo 11, 12)
En Roma, el triunfo de
los santos Mártires Marcelino, Presbítero, y Pedro, Exorcista, los cuales, en
tiempo de Diocleciano, por enseñar a muchos en la cárcel la doctrina cristiana,
después de crueles prisiones y varios tormentos, fueron degollados por el Juez
Sereno en un lugar, que se llamaba Selva Negra, y en adelante mudando el
nombre, a honra de estos Santos, se llamó Selva Blanca. Sus cuerpos fueron
sepultados en las catacumbas junto a san Tiburcio, y el Papa san Dámaso honró
más tarde su sepulcro con un epitafio en verso.
En Campania, san Erasmo, Obispo y Mártir,
que, en tiempo del Emperador Diocleciano, azotado primero con plomadas, después
despiadadamente apaleado, y bañado luego con resina, azufre, plomo, pez, cera y
aceite hirviendo, quedó ileso; más tarde, imperando Maximiano, fue nuevamente
atormentado en Formio con diversos y atroces suplícios; pero conservole Dios la
vida para que confortase a los demás; por último, llamándole a Sí el Señor,
murió santamente con la corona de los Mártires. Su cuerpo fue más tarde
trasladado a Gaeta.
En Lyon de Francia, los santos Mártires
Potino, Obispo, Santo, Diácono, Vecio epágato, Maturo, Póntico, Átalo,
Alejandro y Blandina, con otros muchos, cuyos esforzados y repetidos combates,
en tiempo de Marco Aurelio Antonino y de Lucio Vero refiere una carta de la
Iglesia de Lyon a las de Asia y Frigia. Entre estos santos, Blandina, de sexo
más frágil, de cuerpo más débil y de condición más humilde, sufrió más largos y
crueles tormentos, y, permaneciendo siempre constante, y siendo degollada,
siguió a los demás, a quienes había animado al martirio.
En la isla de Proconeso de la Propóntide,
san Nicéforo, Obispo de Conslantinopla, el cual, defendiendo acérrimamente las
tradiciones paternas en favor del culto de las sagradas imágenes, se opuso
constantemente a León Armenio, Emperador Iconoclasta, y por él relegado al
destierro, allí mismo después de catorce años de un prolongado martirio, pasó
al Señor.
En Roma, san Eugenio I, Papa y Confesor.
En Trani de la Pulla, san Nicolás, Peregrino
Confesor, cuyos milagros fueron leídos en el Concilio Romano que presidió san
Urbano II Papa.
Y en otras partes, otros muchos santos
Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SANTOS MARCELINO, PEDRO Y ERASMO
Pedro y Marcelino, encarcelados por orden de
Diocleciano, convirtieron a la verdadera fe al guardián de la prisión, a su
familia y a varias otras personas que habían acudido para ser testigos de una
curación milagrosa que ellos habían obrado. El juez Sereno, para castigarlos,
les infligió diversas torturas y los hizo decapitar.
Erasmo sufrió increíbles tormentos en la
misma persecución de Diocleciano. Se le ajustó al cuerpo desnudo una coraza
enrojecida al fuego; se le arrojó en seguida a una caldera llena de aceite
hirviendo; pero un ángel lo transportó a la ciudad de Formia, donde murió a
causa de sus heridas.
MEDITACIÓN
SOBRE LA DIFICULTAD QUE EXISTE PARA SALVARSE
I. Hay que combatir para ir al cielo; es una
ciudadela difícil de tomar. El camino que a él conduce está regado del sudor,
de las lágrimas y de la sangre de todos los héroes del cristianismo. Si quieres
juntarte a ellos en el cielo, es preciso que camines sobre sus huellas. ¿Qué
sufres tú para ganar el paraíso? ¿Qué te propones hacer en lo por venir? Bien
poco estimas una eternidad de dicha, puesto que nada quieres sufrir para
merecerla.
II. Hay que hacer violencia a todas las más
dulces inclinaciones de la naturaleza. Amamos el honor, es preciso humillarse;
buscamos el placer, es menester mortificarse; amamos las riquezas, hay que
privarse de ellas. La vida de un cristiano de verdad es un estado de violencia
continua para con la naturaleza; ¿estás en este estado? No te creas sin embargo
que esta vida esté llena de tristeza, no; no hay placer más sólido que el de
privarse, por amor de Dios, de todos los placeres (San Cipriano).
III. Ánimo, pues; la gracia de Dios supera
las dificultades que la naturaleza creía insuperables. La virtud es muy
conforme a la recta razón, aunque parezca contraria a la razón oscurecida por
el pecado. No hace falta sino un poco de energía para querer ser santo; no
deliberes, resuélvete prontamente y embiste las dificultades mayores; pronto
despreciarás aquello que excitaba tus deseos y despertaba tus temores. Poco es
menospreciar lo que te embelesaba, desprecia todo lo que te asustaba (San
Agustín).
La
mortificación. Orad por la Patria.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos dais un
nuevo motivo de alegría con la solemnidad de vuestros mártires Marcelino, Pedro
y Erasmo, haced, os lo suplicamos, que regocijándonos de sus méritos, nos
decidamos a seguir sus ejemplos. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956),
Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.