OBJETIVO:
reducir el 50% la población mundial MEDIO:
La gripe
Según fuentes
de: Henry Makow, François Marginean, Léonard G. Horowitz, Spencer Delane,
Paul Joseph Watson y Pierre Sumac.
En abril de
2003, ya habíamos conocido la SRAS (Severe Acute Respiratory Disease, SRAS en
francés) o neumonía atípica. Esta enfermedad nos
llegaba de Asia, y atacó fuertemente la región de Toronto. Se dijo entonces que
la SRAS era la última en llegar de toda una serie de nuevas enfermedades,
provocadas por una serie de misteriosos “súper gérmenes” mutantes que debían afectar a
la humanidad.
Génesis de futuras pandemias.
Un
atento estudio científico de las características médico-sociológicas y de los
antecedentes de esta epidemia, ha revelado algo mucho más insidioso que la SRAS
propiamente dicha. Dicha epidemia poseía todas las características de un
nuevo experimento social conducido por “bioterroristas” de guardapolvo blanco.
Esta manipulación humana sin precedente, estaba
destinada al adoctrinamiento de las masas populares y a manipularlas sutilmente
para que, frente a la llegada de una pandemia masiva, ellas apoyen una política
de salud pública completamente inadecuada, a pesar de toda la legislación
existente. A lo largo de la epidemia de “neumonía atípica” los medios no han cesado de hacer referencia a los nuevos “agentes bacteriológicos”, que podían
provocar la desaparición de un tercio a la mitad de la población mundial.
Cuando se estudia todo lo que ha sido publicado recientemente en materia de
control de la población, así como los objetivos actuales de las principales
sociedades industriales multinacionales, se puede notar que esas “predicciones” corresponden
estrictamente a ciertos objetivos oficiales concernientes a la reducción de la
población mundial.
En
2003, la lucha llevada a cabo en Canadá contra la SRAS, por primera vez en la
historia de ese país, fue directamente dirigida por las Naciones Unidas y por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La familia
Rockefeller, la Fundación Carnegie, y los principales dirigentes de la
industria farmacéutica mundial, han controlado la investigación
canadiense y la lucha contra esta epidemia en Canadá. Nunca una gran
pandemia, o epidemia a escala mundial, ha podido ser separada de su contexto
económico y político. La epidemia de
neumonía atípica ha hecho avanzar el programa político del Nuevo Orden Mundial
con mayor celeridad que cualquier otro problema de salud pública. Si los
responsables políticos de la salud pública quisieran realmente prevenir esas
nuevas epidemias que se producen regularmente, o si verdaderamente quisieran
tratarlas en su origen, no podrían dejar de notar que esos agentes
bacteriológicos devastadores aparecen siempre misteriosamente en el seno de
estructuras secretas que asocian a ciertos medios militares, médicos y de la
biotecnología. Basta simplemente
con estudiar la sociología médica para darse cuenta.
Hace ya décadas que algunos “expertos” nos predicen la próxima
llegada de una súper epidemia
devastadora. La neumonía atípica sobrevino en el mismo momento en que se
lanzaba la guerra total contra el terrorismo, y la guerra anglo-estadounidense
contra Irak. ¿No era ésa la ocasión
propicia para “distraer” a la opinión pública por el hecho de que la
administración Bush había acusado a Saddam Hussein de acumular un arsenal
impresionante de armas bacteriológicas, entre ellas el ántrax y el virus del
Nilo?
Cierta modalidad de “bioterrorismo” de Estado es perfectamente compatible con una
guerra bacteriológica oficialmente manejada por un Estado. El mismo Saddam
Hussein había hecho sufrir, a algunas poblaciones de Irak y de sus estados
vecinos, los efectos destructores de las armas químicas y bacteriológicas. Es obvio que la
neumonía atípica, como la gripe aviaria actual, son producidas con el
consentimiento y apoyo de ciertos medios de la industria médica, farmacéutica,
petroquímica y militar, que operan de manera ilegal. Las epidemias emergentes completan los efectos de
la guerra política contra el terrorismo, y corresponden a nuestra cultura
actual influenciada por el bioterrorismo. Tal programa secreto responde a dos objetivos esenciales:
la búsqueda del provecho, y la reducción de la población mundial.
“Boletín del CCP N° 141 – Año XV – Octubre de 2009.”
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ResponderBorrarMuchas gracias, Dios le bendiga y la Virgen le guarde.
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