Así es, en efecto, y he
aquí, para prueba, algunos testimonios escogidos entre innumerables que se
pueden citar: “La filantropía, decía Le
Monde Masonnique, no es precisamente el fin de la masonería, sino sólo uno de
sus caracteres, de los menos principales.” Esta declaración tan explícita
es confirmada por la experiencia. A la masonería pertenecen muchos príncipes,
ministros, generales, muchos hombres, en una palabra, de talento, de posición,
y de influencia; y ¿qué han hecho en
beneficio de la humanidad? ¿Con qué obras, con qué instituciones han
manifestado su amor a los hombres, su deseo de mejorar su posición y aliviar
sus miserias? Con nada absolutamente; y lejos de eso han procurado destruir,
y en efecto han destruido, las obras e instituciones benéficas que existían,
merced a los esfuerzos del catolicismo.
“Nuestro
fin último, se lee en una instrucción secreta del carbonarismo, es el de
Voitaire y la Revolución francesa; el anonadamiento del catolicismo y hasta de
la idea cristiana, que si quedase en pie sobre las ruinas de Roma, sería más
tarde su perpetuación.” (La Iglesia ante la Revolución, tomo II, pág. 82).
—La Masonería y el catolicismo, dice el
manual de los francmasones, se excluyen mutuamente: suponer una masonería cristiana,
sería suponer un círculo cuadrado y un cuadrado redondo (La Voix de
l´orient. —Véase Onclair, pág. 203).
“La
tendencia del espíritu masónico es una tendencia de oposición a la Iglesia.”
—“El Dios de los masones; decía
Proudhon, no es ni Substancia, ni Causa, ni Alma, ni Criador, ni Padre, ni Verbo,
ni Amor, ni Paráclito, ni Redentor, ni Satanás... Por lo demás, nada de
altares, nada de simulacros, nada de sacrificios, nada de oraciones, nada de
sacramentos, nada de gracias, nada de misterios, nada de sacerdocio, nada de
profesión de fe, nada de culto. La masonería no es una Iglesia; no se apoya
sobre un dogma y una adoración; no afirma cosa alguna que la razón no pueda
comprender claramente, y no respeta sino a la Humanidad. La teología de la
logia, en una palabra, es la contraposición de la teología” (Proudhon (según Goffin), De la Justice dans la
Revolution et dans l'-Eglése. —Textual.) —“No será la engañadora religión de los falsos sacerdotes de Cristo la
que guíe nuestros pasos,” exclamaba en
una logia el H. Lacomblé. (Citado por
Nent, La Franc-masonería Juzgada con documentos auténticos, tom. I, pág. 142.)
Véanse los medios que quieren emplear para
conseguir su objeto. “La corrupción en grande es la que hemos emprendido; la
corrupción del pueblo por el clero, la corrupción del clero por nosotros, la
corrupción que debe conducirnos un día a encerrar a la Iglesia en el
sepulcro... Está decidido en nuestros consejos, que no queremos ya cristianos;
luego popularicemos el vicio. Haced corazones viciosos, y no tenéis ya
católicos” (Citado por Roques, Conferencias sobre el Syllabus, conf,
Vol VII.)
Este es sin duda aquel último fin que proponía,
realizar Mazzini: “Hay pocos que quieran llegar hasta el fin.
Lo esencial es que el fin de la gran revolución sea desconocido para estas
gentes; haced que no vean sino el primer paso, cuando llegue la palabra de
orden quedarán como atónitos al ver que ante el simple poder de la opinión
huyen los Reyes, los nobles y los sacerdotes, que formaban la base del antiguo
edificio social” (Carta citada por El Consultor de
los párrocos, 10 de junio de 1815.)
Para esto los verdaderos francmasones deben
reunir las cualidades siguientes; “han
de ser hombres despojados de las preocupaciones de nacionalidad; que sepan bien
los limites en que el patriotismo deje de ser una virtud; que no estén
sometidos a las preocupaciones de la religión en que han nacido; hombres que no
crean que todo lo que profesan como bueno y como verdadero sea necesariamente
bueno y verdadero; hombres a quienes no ciegue la grandeza cívica, y a quienes
no disguste la pequeñez política; hombres en cuya sociedad lo alto se abaje y
lo pequeño se eleve francamente, etc.” (Lessing,
citado por Onclair, pág. 244.) Es decir, en menos palabras, hombres sin
patriotismo, sin religión, sin-convicciones y sin dignidad (1).
(1) Según
una estadística que hallamos en
la revista Il Regno di Jesu Cristo,
de Noviembre último, Satanás cuenta con un ejército de 21.861,784 soldados,
esto es, de solos afiliados
a la masonería,
entro los cuales hay el número no menos espantoso que vergonzoso de 1.725,556 mujeres, en
cuya plana mayor
figura, no sólo la
pitonisa Walder, sino también Vaughan, presidente del Perfecto triángulo
Febela-Rosa, de Nueva York, y otras
energúmenas. La referida Revista italiana añade que la masonería, que adora a Satanás, reúne anualmente para la
transformación del mundo en reino satánico, cuatro millones de pesetas. — (Nota
del Editor).
Por último, véase el horrible credo de la
Masonería que publicó la Revista Popular
de Barcelona en Julio de 1875. “Nuestros ojos, –decía, no podrían dar
crédito a este documento, si un periódico de Roma, Il divin Savatore, no nos garantizase su autenticidad.
El credo franc-masón, escrito en latín, solo
puede ser engendro de Satanás, como que es el programa más sucinto y también el
más completo de la rebelión contra Dios y contra su Iglesia. Repugna a nuestra
conciencia traducirlo al idioma patrio, pues temeríamos escandalizar a las
almas sencillas, y vamos a reproducirlo tal como dice el texto original:
Art.
I. Nos per nos.
Art. II. Nullus super nos.
Art.
III. Quaecumque, ubicumque, quando cumque, comede, bibe laetare.
Art,
IV. Cum quocumque et quacumque conjunge et disjunge, dum modo convenias simul.
Art, V. Da necessaria ad
victum, vestitum et voluptates signatis noatris. indígenis.
Art. VI. Uxorem, filios, filias, servos,
ancillas cum aliis convenientes non impedías.
Art. VII. Neque aliorum
voluntati, etsi contraria volentium, resiste.
Art. VIII. Nihil est quod sit
malum et occasio voluntaria mali: imno.
Art. IX. Bonum necare qui volunt
praesse nobis.
Art, X. Morimur et redimus,
et iterum semper.
Art,
XI. Possumus omnia facere quae volumus, absque levi etiam culpa.
Art.
XII. Ergo semper liberi erimus.
“LECCIONES
SOBRE EL SYLLABUS”
(Año
1894)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.