Saint–Yves era
Cabalista, amigo de Stanislas de Guaita; Martinista
con Papus; se había formado en el ocultismo
estudiando a Fabre d’Olivet.
La Iglesia Universal Sinárquica, tal como
Saint–Yves la describe en sus obras, es el conjunto sincretista de todas las
religiones, consideradas como iguales, con cierta primacía de animación atribuida
a la Cábala y, especialmente hacia el final de su vida, una importancia
particular atribuida al Hinduismo. He aquí las familias religiosas llamadas a
entrar en esa Iglesia Universal:
1. La
Iglesia Evangélica [sic] con el Evangelio y sus autoridades: episcopado, Papa,
Concilio.
2. La Iglesia mosaica, con la Torah y su
autoridad, el Gaon de Jerusalén.
3. La Iglesia de los Vedas y su autoridad,
la Logia “Agartha”, inspirada directamente por los ángeles, según Saint–Yves.
Y añade: “El Protestantismo de Lútero, el
Islam de Mahoma y el Budismo de Cakya-Monni son las tres ramas de ese triple
tronco universal”.
En Occidente ese sincretismo tiene que
convertirse, en su opinión, no sólo en orgánico sino también en doctrinal.
“Jesucristo,
el poder de consagración de los obispos, he aquí, con la Cosmogonía de Moisés y
el Decálogo, el fondo religioso sobre el cual puede y debe llegarse a un entendimiento,
a través de todos los cultos de la cristiandad”.
Misión de los Soberanos, p. 444.
Una iglesia nueva, otra fe, otro culto, un ecumenismo masónico.
“LA
MASONERÍA DENTRO DE LA IGLESIA”
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