La secta de los
Mariavitas, están vigente como hace más de 100 años, cuando asomó por primera vez
su cabeza de serpiente. Nació en el seno de la alta magia negra. Pero no me voy
adelantar con este tema. Lo vamos a profundizar, porque actualmente existen y están
en varios países. Hace unos cinco años más o menos me consultaron sobre esta
secta, condenada por el Papa SAN PÍO X. Muchos son los incautos que caen en
ella, porque esta secta luciferina se auto-demonima “católica” y porque profesan
una herética y blasfema devoción a María. Vamos a comenzar con un texto de
Monseñor Cristiani, Luego vamos profundizar sobre esta secta. Será necesario
profundizar sobre ciertos personajes de la Magia negra, sobre todo de los siglos
XIX y XX (no en sus obras) sus libros son demasiado peligrosos leerlos, pero si
a manera de breve reseña biográfica, así, se van a tener una visión de conjunto
en la que nace y se expande esta terrible secta diabólica. Muchos de los
nombres que van ir apareciendo en nuestra investigación el autor PIERRE VIRION
los vincula con el CVII, según Virion el “Concilio Vaticano II” se gestó en las
entrañas de las logias masónicas y en las mentes de estos brujos, versados en
la alta magia…
En el presente
capítulo, desearíamos dar algunos ejemplos recientes de luciferianismo. El primero será el del abate Boullan (Seguimos
de cerca aquí las páginas que le son dedicadas en Satán de los Estudios
carmelitanos, completándolas con algunos datos extraídos de la Enciclopedia
católica).
Jean-Antoine Boullan
nació el 18 de febrero de 1824,
en Saint- Porchaire (Charente-Maritime), y murió en Lyon el 4 de enero de 1893.
Sabemos poca cosa de su carrera, aparte de que se hizo sacerdote en 1848.
Frecuentó a escritores ocultistas, vivió en un medio que él mismo definió, en su “Confesión”,
como de mujeres “locas y demoníacas,
según el juicio que uno puede formarse”. Una de estas mujeres es, además, epiléptica. Ahora bien, en esa misma “Confesión” reconoce que “no tenía aptitudes” para dirigir a las
mujeres.
Parece mucho más probable que fuese “dirigido” por ellas. Es, no obstante,
inteligente. Pero está trabajando por una curiosidad malsana a la vez que por
inclinaciones sensuales que llegan hasta la obsesión. Explica él mismo sus
faltas en la forma siguiente: “Mis pecados
— escribe — tienen una triple fuente, origen y principio: en primer lugar, la
debilidad y la fragilidad de mi naturaleza corrompida; las ilusiones del
demonio propias a engañarme y extraviar mi espíritu; por fin, mi modo de entender
las cosas, que me arrastra a varias cosas dignas de censura y reprensión.”
Semejante confesión presenta las marcas de
la sinceridad. El abate Boullan reconoce entonces sus errores y sus faltas.
Existe en él una mezcla de buenas intenciones, mediante las cuales se ciega, y
de acciones culpables sobre las cuales intenta ilusionarse. Pretende haber querido
sanar a posesos. Para ello ha tratado de estudiar los efectos del pecado y los
límites de la acción del diablo en el transcurso de sus “experiencias” con mujeres perversas. Se deja —podemos creerlo — convertir por Satán al punto de considerarse
“Juan Bautista vuelto a descender sobre la tierra”. Se hace sucesor del
herético Vintras,
quien “se consideraba una reencarnación
del profeta Elias”.
Sabemos
que en el Evangelio, Juan Bautista está presentado como un nuevo Elias. Un
sucesor de Vintras no podía ser, pues, sino Juan Bautista. Desde el momento
que es esto, tiene una misión. Ha nacido reformador. Necesita agrupar a su alrededor
discípulos para levantar el “poder de
Dios” contra la Iglesia Romana. Según él, la Iglesia Romana está librada a
Satán. Los sacerdotes católicos son, de acuerdo con su expresión, “los demonios
del sacerdocio”.
La cuestión dinero le preocupa en grado
sumo. Su “Confesión” nos lo muestra
“ganando mucha plata” en París, antes de fundar su obra. No dice de dónde viene
este dinero. Pero se le va a la cabeza. Compra un castillo y gasta en él sumas
considerables. En su espíritu el bien y el mal se han convertido en algo tan
confuso que comete una estafa en 1861 y, después de ser enjuiciado, pasa tres
años en la cárcel (1861-1864). La investigación judicial establece que utilizaba
sus seudoconocimientos sobrenaturales para explotar a las almas crédulas y
substraerles dinero. Este dinero, por otra parte, no lo guardaba. Tenía el
placer extraño de recibirlo de unos para repartirlo entre otros.
En su “Confesión”,
pronuncia anatemas incendiarias contra los “demonios
del sacerdocio” que lo han
denunciado a Roma para hacerlo condenar junto con su amiga la ex religiosa Adéle Chevalier, quien fué objeto de un milagro en
La
Salette y que después cayó en el vicio, arrastrando al abate Boullan
junto con ella en su caída. Será llevado ante los tribunales eclesiásticos
romanos y encarcelado en las prisiones del Santo Oficio, de donde lo liberará
la invasión de los piamonteses en 1870.
A todos los que lo persiguieron, el abate
Boullan les prometía las penas del infierno, eternas o temporales, como
asimismo la prisión en la torre de Babel, o el castigo de pagarle todas sus
deudas.
Sus extravagancias son tales que los mismos
discípulos de Vintras lo excluyen de su círculo.
La
historia de este sacerdote extraviado, que fué víctima del ocultismo y el
erotismo, sería sencillamente lamentable y común si no hubiera pertenecido a
una cadena y dejado una continuación.
Perteneció
a una cadena y su caso nos da una vislumbre afligente de todo un mundo de
manifestaciones y de intrigas tenebrosas. El ocultismo de Eliphas Lévi, el ilusionismo de Vintras,
ésta reencarnación de Elias, la teosofía de Madame Blavatsky, las creaciones de
Guaita, luego de sár Péladan, bajo el título de Rosa-Cruz, y quizá también, en
un plano más amplio todavía, los ritos misteriosos de la francmasonería
“iniciática” — condenando el ateísmo del Gran Oriente de Francia — no son más que una cantidad determinada de estas
doctrinas esotéricas que se agitan en las profundidades de nuestras sociedades
modernas. Y en todo esto no es indudablemente injusto ver formas del satanismo
actual.
Pero el abate Boullan ha dejado también una
descendencia: el cisma de los Mariavitas.
¿Qué son los Mariavitas?
Los
Mariavitas son una secta seudomística fundada en Polonia, en 1906, por un
sacerdote excomulgado, Jan Kowalski, y por
una visionaria, Felicitas Kozlowska (1862-1922).
Ahora bien, los fundadores se vinculaban
estrechamente con el abate Boullan. Habían
pertenecido a sus obras, participado en su actuación, compartido su ilusionismo. Kowalski y su colega Procnievski
eran ambos franciscanos. María Felicitas
Kozlowska era una religiosa
franciscana. Habían pertenecido a la clientela del abate Boullan y de su profetiza, la ex religiosa Adéle Chevalier, la
que fué objeto de un milagro en La Salette.
Se los encuentra en este medio sospechoso entre 1888 y 1893. En esta fecha
el abate Boullan muere. Los polacos
regresan, entonces, a su país. En 1894, empiezan los
vaticinios de María Felicitas, a quien
pronto llamarán la Matouchka: la madre.
El nuevo movimiento profesa una devoción
particular por la Virgen María. No hablan, muy piadosamente, sino de “imitar la vida de la Virgen María” —Mariae
vitam imitari—. De ahí el nombre de Mariavitas.
María Felicitas Kozlowska no teme
atribuirse a sí misma la “inhabitación
de la Virgen”. En 1903, el santo papa Pío X, los condena. Lejos
de someterse, los Mariavitas se separan en
masa de la Iglesia. Se ha calculado
en casi un millón el número de sus adherentes, y en trescientos el de los
sacerdotes y religiosas que los dirigen o fanatizan, en la época de la
fundación oficial del cisma, en 1906. Kowalski se
convierte en patriarca de la secta. Obtiene, para él y algunos colegas, la consagración
episcopal — válida — por parte del episcopado viejo-católico y jansenista de
Utrecht, en 1909.
En
diciembre de 1910, la condenación con la cual el papa Pío X los ha marcado es
confirmada y publicada en el Acta Sanctae Sedis.
Pero pronto estalla el escándalo. En la
secta se tiene la presunción de autorizar la práctica de los “casamientos místicos” y jactarse de
ello, plagiado, como el resto, del abate Boullan. Estos casamientos están
destinados, se asegura, a obtener “la
procreación sin concupiscencia de hijos que, en esta forma, no tendrán el
pecado original”. Del “casamiento
místico” se pasa muy rápido a la “poligamia
mística” o “poligamia espiritual”.
Los Viejos Católicos, entonces, protestan
y se enfadan. En el Congreso Internacional de su secta, en 1924, en Berna,
excomulgan a toda la Iglesia Mariavita, que cuenta aún en esa fecha con
seiscientos mil fieles. Desde esa época
el patriarca y varios de sus obispos han tenido que responder, en su país, por
graves acusaciones sobre cuestiones de costumbre, y la Corte de Justicia los ha
sentenciado a condenas ruidosas. Según la Enciclopedia
Católica, en el vocablo Mariaviti, tomo VIII, de 1952, su número no pasaba entonces de los cincuenta
mil, con un arzobispo, tres obispos, treinta sacerdotes y quinientas hermanas. Los Mariavitas viven, según ellos, de
acuerdo con las Reglas de San Francisco: los sacerdotes obedecen a la primera
Regla, las religiosas a la segunda y los fieles a la de la Tercera Orden.
De
nuevo ahí el satanismo se limita a “parodiar” las organizaciones ortodoxas.
¡Ensucia al franciscanismo, por falta de poder hacer mejor!
“PRESENCIA
DE SATÁN EN EL MUNDO MODERNO”
Verdaderamente muy interesante. Muchas gracias!
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