Cuando se debe rezar
En
cualquier tiempo del año, en que necesitamos y deseamos alcanzar de San Miguel
alguna merced, se puede hacer esta Novena, será agradable al Santo Arcángel
fuera de estas ocasiones, disponernos con ella para la fiesta de su Aparición que es el 8 de Mayo, empezándola el 30 de Abril y acabándola para el día de la
Aparición. Y
para la fiesta de su Dedicación que es el 29 de Septiembre,
empezando el 21 de ese mes y acabando el día de la
Dedicación.
Condiciones
En uno de los días de la Novena, se ha de confesar
y comulgar con la mayor preparación y disposición que fuese posible y será
bueno ayunar algún día a la honra de San Miguel, que puede ser el viernes que
cayera dentro de la Novena. Y procure quien la hace obligar a los ángeles con
una gran pureza de cuerpo y alma, andando los nueve días con especial cuidado
de evitar toda culpa y particularmente contraria a la castidad, que es virtud
angélica. Quien fuera de esto hiciere limosnas y otras buenas obras en
reverencia de los Soberanos Espíritus, los obligará más a que intercedan con
Dios para que alcance lo que desea, si conviniere para su salvación y sino le
alcanzará de su Majestad otra cosa mejor y más conveniente para la
Bienaventuranza.
SE COMIENZA
—Hincándose delante de un Altar o
imagen de San Miguel, se hará la Señal de la Cruz, se dará gracias a Dios por
todos los beneficios obtenidos, los que le ha hecho a San Miguel y ofrecerá a
mayor Gloria de Dios, honra de María Santísima, de San Miguel y de todos los
santos sus acciones, palabras y pensamientos.
Acto de contrición
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre
verdadero, Creador, Padre, Redentor mío, por
ser vos quien sois, bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me
pesa de todo corazón haberos ofendido, también me pesa porque podéis castigarme
con las penas del infierno. Animado con tu divina gracia, propongo firmemente
nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, para
el perdón de mis pecados. Amén.
Oración
Soberano
Arcángel San Miguel y excelentísimo Príncipe de la Corte Celestial. ¿Quién no podría ser vuestro devoto, pagando así a
vuestros devotos? ¿Quién no os servirá con mucho cuidado si de esta manera
pagáis los servicios que os hacen? Mas para que yo os ame, basta
saber el amor que me tenéis y al cual no puedo corresponder con igual amor. Para
que os sirva no es necesario prometerme nuevos favores, con los ya otorgados me
tenéis más que obligado de lo que podré jamás pagar ni reconocer. Pero ya que
no puedo con obras responder a tantas mercedes, recibid palabras y afectos.
Gracias os doy excelso y sublime Espíritu, porque defendisteis la Honra y la
Gloria de mi Señor Jesucristo y por todos los servicios que en toda la vida le
hicisteis a Él y a su Santísima Madre.
Gracias os doy por el ángel que habéis
destinado a mi guarda y por los otros servicios generales y particulares que
por vos mismo o por medio de vuestros ángeles me habéis otorgado, los cuales no
conozco bastantemente en esta vida, ni los puedo dignamente agradecer y por ello
pido y suplico al ángel de mi guarda, que en mi nombre os lo agradezca y también
lo que habéis hecho a la humanidad y a la Santa Iglesia, de la cual soy
miembro. Me alegro de todos los privilegios, gracias, prerrogativas, dignidades
y dones naturales y sobrenaturales con que el Señor os ha honrado y enriquecido
y doy al Señor eternas gracias por ello, porque así os quiero exaltaros.
Defendedme oh valerosísimo Capitán de los Ejércitos de Dios, enviad en mi
socorro a vuestros soldados para que me defiendan de los demonios y no me rinda
a sus combates y tentaciones. Mandad a vuestros ángeles que me guíen para que
no ande errado y que me alumbren para que no ande ciego y que pongan sus manos
para que no tropiecen mis pies en el camino peligroso de la vida. Asistidme con
vuestros ángeles en el momento de mi muerte y alcanzadme del Señor contrición verdadera
de mis culpas, para que, presentada mi alma ante vuestro tribunal, merezca ser
presentada por vuestras manos ante el Tribunal de la Santísima Trinidad y
entrar en la posesión de la Gloria donde alabe al Señor para siempre y os dé
eternas gracias de haber conseguido con vuestra intercesión la bienaventuranza.
Amén.
OCTAVO DÍA
ORACIÓN
Dios y
Señor de los Querubines, que estáis adornado de perfectísima
sabiduría, os ofrecemos los merecimientos de estos Sapientísimos Espíritus y de
San Miguel, Príncipe de los Sabios del Cielo, por quien enseñáis a vuestra
Iglesia las verdades que necesita saber, para que me enseñéis a temeros y
amaros que es la mayor sabiduría y me concedáis lo que pido en esta Novena, a
mayor honra y gloria vuestra. Amén.
—Nueve veces cada día, el Padrenuestro
(9) y el Avemaría (9), en reverencia de los nueve Coros de los Ángeles y del
Caudillo de todos, San Miguel a quien dirá la oración siguiente:
Príncipe gloriosísimo San Miguel, Capitán y
Caudillo de los Ejércitos Celestiales, recibidor
de las almas, vencedor de los malignos espíritus, Ciudadano del Señor y
Gobernador después de Jesucristo de la Iglesia de Dios y de gran excelencia y
virtud, libra a todos los que te llamamos y haznos aprovechar en el servicio de
Dios por tu precioso oficio y dignísima intercesión.
Ruega por nosotros Beatísimo San Miguel,
Príncipe de la Iglesia de Cristo. Para que seamos dignos de las promesas de
Dios.
Oración
Todopoderoso sempiterno Dios, que por tu gran clemencia para la
salud humana nombraste al Glorioso San Miguel Arcángel maravillosamente por
Príncipe de la Iglesia, concédenos que por su saludable protección merezcamos
aquí ser defendidos de todos los enemigos, y en la hora de nuestra muerte,
libres y salvos seamos presentados a tu Divina y Soberana Majestad, por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
—Luego alentando la confianza con las
palabras que le dictara el propio afecto, o con los afectos que le diera la
propia devoción, pedirá a San Miguel el favor particular que desea y dirá esta
conmemoración:
¡Oh glorioso príncipe, arcángel San Miguel,
que os acordáis de nosotros aquí y en todo lugar, rezad siempre al Hijo de Dios
por nosotros!, ¡Aleluya, Aleluya!
V.
A los ojos de los ángeles cantaré a Ti, oh Dios.
R.
Y adoración hacia tu Santo Templo y confesaré Tu nombre.
Oremos
¡Oh
Dios!,
que en un orden maravilloso has creado los ministerios de los ángeles y a los
hombres, haz que tus santos ángeles que están a tu servicio, en todo momento
nos socorran a los que estamos aquí en la Tierra, por
Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Conmemoración a Nuestra Señora
(Sancta Maria, succurre miseris)
Santa
María, socorre
a los miserables, ayuda a los pobres, conforta a los que lloran. Ora por tu
pueblo, intervén por el clero, intercede por las devotas mujeres. Que
experimenten tu ayuda, todos los que celebran tu festividad.
V.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos
Concede Oh Señor y Dios nuestro, a los que somos tus siervos, gozar de
perpetua salud de alma y cuerpo, y que por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada
siempre Virgen María, nos libremos de las tristezas presentes y disfrutemos las
alegrías eternas, por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Conmemoración de San Rafael
Yo soy el Arcángel san Rafael, que asiste siempre delante del Trono
de Dios, para
bendecirlo y contar todas sus maravillas. Aleluya.
V.
Se puso un ángel cerca del altar del templo.
R.
Con un incensario de oro en la mano.
Oremos
¡Oh
Dios! que
bendijiste a tu siervo Tobías al enviarle al Arcángel San Gabriel para que
fuese su compañero en sus caminos y buen y certero consejero. Concédenos a
nosotros también, tus siervos, que seamos protegidos por este mismo arcángel y
auxiliados por él en todo momento. Amén
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