domingo, 13 de agosto de 2023

MEDITACIÓN SOBRE TRES PELIGROS QUE SE ENCUENTRAN EN EL MUNDO.


 



   I. Las máximas del mundo son tan contrarias a las de Jesucristo, que no hay que asombrarse de ver en él al vicio honrado y a la virtud despreciada. Dice Jesucristo que hay que despreciar las riquezas, el mundo pretende que hay que valerse de todo para adquirirlas; recomienda el Salvador que se perdone a los enemigos, el mundo declara que un hombre que se precie de serlo no debe sufrir una afrenta sin vengarse: como si no fuese honorable obedecer a Jesucristo e imitarle. Considera una por una las máximas del mundo, y verás que son el polo opuesto de las máximas de Jesucristo.

 

   II. A máximas peligrosas, une el mundo malos ejemplos. En el mundo, cada uno busca los placeres, los honores, la fortuna; pocos piensan seriamente en su salvación. En el mundo, exhíbese el vicio sin embozo y sin vergüenza, mientras que la virtud se esconde para escapar de las burlas y del odio de los malvados. Quien no imita a los malvados, los ofende (San Cipriano).

 

   III. En fin, en el mundo, no se obedece ni a la razón ni al Evangelio, no se sigue sino la costumbre cobarde; ésta es la que glorifica al vicio y denigra a la virtud. Cuídate de estos tres peligros, y regula tu vida según el Evangelio y no según los usos del mundo, donde los buenos son tan raros y los malos tan numerosos. Excepto algunos cristianos que huyen del mal, ¿qué es el resto de los hombres, sino la sentina (cloaca) de los vicios? (Salviano).

 

La devoción.

Orad por los que se consagran a la enseñanza.

 

 

  


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