domingo, 3 de septiembre de 2023

LA MASONERÍA, UN ESTADO POLÍTICO. Por Monseñor León Meurín S.J. Tomada de la obra intitulada “La Francmasonería o Sinagoga de Satanás” editada en un sólo tomo en 1893. Escrita en francés.

 


CAPÍTULO V.

 

   Este Capítulo ya ha sido escrito más de una vez, las obras de P. Deschamps, del P. Neut, de Mons. Fava, del médico abogado Eckert, Paul Rosen, Léo Taxil y otros autores antimasónicos nos exime de escribirlo de nuevo.

   Baste repetir lo que el general Garibaldi aprendió de los Jefes de la Orden:


   “La hermandad, la promesa todopoderosa con la que hemos establecido nuestro poder, significa:

   “Fraternidad en la Masonería, para constituir un Estado  dentro de un Estado, con medios y funcionamiento independiente del estado, desconocido para el estado”.

   “Fraternidad en la Masonería, para constituir un Estado por encima del Estado, con una unidad, un cosmopolitismo, una universalidad que la haga superior y líder del  Estado”.

   “Fraternidad en la Masonería, para constituir un estado contra el estado, mientras existan ejércitos permanentes, instrumentos de opresión, principios de parasitismo, obstáculo para cualquier confraternización”. (Nota de Nicky Pío. Aquí la masonería, señala al ejército como un impedimento para la tan ansiada fraternidad universal)

   “Llegará un día en que, tras la partición total de Europa en dos imperios, Alemania Occidental y Rusia Oriental, La Masonería los unirá en uno, con Roma como capital del Universo entero”.

   Aquí está la República universal tantas veces nombrada y elogiado en la masonería; esperada por los judíos desde siglos, deseada y ofrecida por Lucifer a sus seguidores, como se lo había ofrecido a Jesucristo en el desierto:

   El diablo llevó a Jesús a un monte muy alto, y mostrándole todos los reinos del mundo y toda la gloria que los acompaña, le dice: Yo te daré todo esto, si postrándote me adoras. ¡Ay! A esta misma propuesta hecha por Lucifer a los hombres, cuántos son los que, en lugar de responderle con Jesucristo: “¡Vete, Satanás!”  ¡Se dejaron engañar y, postrándose ante él, le ofrecieron su incienso y su adoración!

 

“MONSEÑOR MEURÍN S.J.”

Arzobispo-Obispo de Port-Louis

 


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