¿QUÉ
ES LA ORACIÓN?
Orar es levantar el pensamiento y el corazón
o Dios para adorarle, darle gracias y pedirle lo que necesitamos.
Decimos el pensamiento y el corazón: ambas
cosas, no una sola.
La oración —dice San Juan Crisóstomo— es la
elevación del alma a Dios. La palabra alma significa aquí, todas sus fuerzas
superiores, el entendimiento, la voluntad, el espíritu y el corazón, que es el
centro del amor. Por consiguiente orar es levantar toda el alma a Dios-
De aquí se deduce claramente que: No hace
verdadera oración el hombre, aunque dotado de alma racional, si mientras reza
maquinalmente con los labios, su pensamiento no está en Dios, sino en cosas muy
distintas y por consiguiente el corazón, que sigue al pensamiento, tampoco
tiene a Dios por objeto.
No hace oración el filósofo o teólogo que
piensa en Dios para estudiar sus divinas perfecciones, sin dirigirse a Él con
la voluntad o con el afecto. Si para orar fuese suficiente levantar el
pensamiento a Dios, también orarían el demonio y los condenados que siempre
piensan y eternamente pensarán en Dios; pero su corazón y su afecto están por
cierto muy lejos de Dios.
Los santos Padres dicen que orar es hablar
con Dios.
“Cuando lees — enseña San Agustín — entonces
Dios te habla; cuando haces oración, tú hablas a Dios”.
La conversación familiar supone no sólo que
se piense en la persona con quien se habla, sino que también se tenga algún afecto
y buena voluntad hacia ella.
Cómo ya se ha dicho en la definición, la
finalidad de la oración para con Dios es: Adorarle, darle gracias, arrepentirse
y pedirle lo que necesitamos.
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