domingo, 25 de noviembre de 2018

Reglamento de vida PARA UN CRISTIANO –– CAPÍTULO I — Medios para conservarse en la gracia de Dios (Tercer, medio) –– Por San Alfonso María de Ligorio.





TERCER MEDIO.
LA FRECUENCIA DE LOS SACRAMENTOS.

   El tercer medio es la frecuencia de los sacramentos de la confesión y comunión.

   Por la confesión frecuente, se conserva la pureza del alma, y se obtiene no solamente la remisión de los pecados, sino también un aumento de auxilios, para resistir a las tentaciones.

   Ten, pues, a este efecto, tu director espiritual, confiésate siempre con él, consúltale tus negocios, aun los temporales de mayor importancia, y obedécele en todo, particularmente si fueres atormentado con escrúpulos, dudas y ansiedades de conciencia. El que obedece a su confesor, no debe abrigar el temor de engañarse. Qui vos audit, me audit: (Luc. 10. 16.) La voz del confesores la voz de Dios.

   La comunión es llamada Pan del Cielo, porque, así como, el pan de la tierra conserva la vida del cuerpo así también la Sagrada Comunión conserva la del alma. Sin este alimento celestial, como dice el Señor no tendrá vida en ti. (Ver Job. 6. 54.) Por el contrario, al que hace frecuentemente uso de él, le promete la vida eterna. (Ver Job. 6.52) He aquí porque el Santo Concilio de Trento llama a este sacramento “un antídoto que nos libra de los pecados veniales y nos preserva de los mortales”.  (Sess, 13 cap. 2.) Toma, pues, la firme resolución de comulgar al menos cada ocho días y de no omitir nunca esta devoción por ningún negocio del mundo, porque no hay negocio más importante que la salvación eterna. Observa además que cuanto más enredado te halles en los negocios del mundo, tanta mayor necesidad tienes de gracias; porque estás expuesto a mayores tentaciones.

“Pequeños tesoros escogidos de San Alfonso María de Ligorio”

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