viernes, 30 de noviembre de 2018

Los Novísimos – El Purgatorio.





   El purgatorio es un lugar de expiación para las almas de aquellos que, si bien murieron en gracia de Dios, no han satisfecho enteramente a la   divina Justicia.

   ¿Quiénes van al Purgatorio? 1) Los que mueren con pecados veniales. 2) Los  que no han satisfecho en esta vida la pena temporal merecida por sus pecados. Con la confesión bien echa se perdonan las culpas graves y la pena eterna, el Infierno, pero no siempre queda perdonada la pena temporal. Dios, perdonando el pecado mortal, ordinariamente conmuta la pena eterna en una temporal, que debe pagarse en esta vida Con penitencias y obras buenas, o en el Purgatorio.

Existencia del Purgatorio.

   Niegan la existencia del Purgatorio los protestantes y otros herejes. Nosotros afirmamos su existencia con los siguientes argumentos:

   Pruebas de fe.1) En el libro de los Macabeos se lee que, después de una batalla, Judas Macabeo mandó a Jerusalén doce mil dracmas de plata para que se ofrecieran sacrificios por los pecados de los que habían muerto en el combate. Esto arguye que, aun después de muertos, tenían aquello soldados penas que expiar. No pena eterna, porque en el Infierno no hay redención; luego se habla allí de pena temporal, o sea del Purgatorio.

A renglón seguido dice el mismo autor inspirado: Es, pues, santa y saludable obra el rogar por los muertos, para que sean libres de sus pecados.

   Los protestantes que rechazan el dogma del Purgatorio, han quitado de la Biblia este pasaje de los Macabeos, o bien dicen que este libro no es inspirado; pero los judíos y  cristianos no dudan de su inspiración.

   2) Testimonio de Jesucristo. — Al hablar de los pecados contra el Espíritu Santo, dice qué no se remitirán ni en este mundo ni en el otro. Con estas palabras da a entender que  hay pecados que se remiten en la otra vida, y que por lo tanto existe Un lugar donde se remiten, a saber el Purgatorio.

   Pruébase por la razón, — Muchos mueren en gracia de Dios, pero con el alma manchada de pecados veniales o sin haber satisfecho enteramente a la divina Justicia. Estas almas no pueden ir al infierno porque son amigas de Dios; tampoco pueden ir a la Gloria porque escrito está: No entrará en ella ninguna cosa contaminada. (Apoc., XXI, 27). Luego es forzoso que antes de ir al Cielo pasen un tiempo en lugar de  expiación; luego debe admitirse el Purgatorio.

Penas.

Las hay de dos clases:

   l) La pena del daño, que consiste en la privación de la vista de Dios: es el mayor dolor de las benditas ánimas.

2) La pena del sentido, que consiste en el tormento del fuego que en intensidad es igual al fuego del Infierno. El mismo fuego, dice un Santo, atormenta al justo y al réprobo.

   Las almas sufren estos tormentos con la mayor resignación; al verse manchadas con el pecado, se avergüenzan de comparecer ante la presencia de Dios y de sus bienaventurados y voluntariamente se sumergen en aquellas llamas.

   ¿Cuánto tiempo duran esas penas? — No es igual para todas las almas: depende de la cantidad y gravedad de sus faltas (veniales), de la mayor o menor penitencia hecha durante la vida en satisfacción de sus pecados, de los sufrimientos que reciben, etc.

Cómo podemos aliviar a las almas del Purgatorio.

   Podemos aliviar a las benditas ánimas con oraciones, indulgencias y otras buenas obras, pero sobre todo con la Santa Misa.

   Se llaman sufragios las obras buenas que se hacen en favor de las benditas ánimas del Purgatorio; dichos sufragios son sólo a manera de suplicas que la divina Justicia acepta en la medida que cree conveniente; por eso, un alma no siempre obtiene infaliblemente todos los efectos de los sufragios aplicados a ella especialmente. En ningún caso resultan inútiles los sufragios, porque si Dios no los aplica a un alma, los aplica a otra.

   La devoción a las benditas almas es utilísima porque hace practicar muchas obras buenas, causa grande gozo en el cielo y ayuda en gran manera a conseguir la salvación de quien practica esta devoción: Nuestro propio interés debe por lo tanto impulsarnos a aliviar esas almas. En la misma medida que por ellas nos interesamos, se interesaran los hombres de nosotros cuando nos hallemos en aquel ardentísimo fuego del que muy pocos se libran.

Indulgencias.

   Indulgencias son la remisión de la pena temporal debida por nuestros pecados, que nos concede la Iglesia fuera del  sacramento de la penitencia.


LA RELIGIÓN EXPLICADA (Año 1953)

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