miércoles, 31 de octubre de 2018

EN QUÉ CONSISTEN EL VERDADERO PROGRESO ESPIRITUAL Y LA SÓLIDA PAZ DEL CORAZÓN – Por Tomás de Kempis.








CRISTO: Hijo mío, yo dije: “O dejo mi paz, os doy mi paz, yo no la doy como el mundo la da” (juan 14,27)

Todos desean la paz; pero lo que a la verdadera paz conduce no todos lo procuran.

Mi paz está con los mansos y humildes de corazón. Tu paz consistirá en tener mucha paciencia.

Si me oyes y sigues mis consejos, gozarás de mucha paz.

EL DISCÍPULO: ¿Qué debo hacer, pues?

CRISTO: En toda ocasión vigila tus acciones y palabras; y ten siempre recta intención de agradarme a mí solo, y de no desear ni buscar nada fuera de mí.

Además, no juzgues temerariamente de dichos o hechos ajenos, ni te entrometas en lo que no te importa.


Así podrá suceder que pocas veces o raramente te turbes.

Porque no sentir jamás ninguna turbación, ni sufrir nunca molestia alguna, ni en el cuerpo, ni el alma, no es posible en la vida presente, sino en el estado del eterno descanso.

No creas haber hallado la paz verdadera por no sentir ninguna pena, o que todo va bien, por no tener adversarios, o que ya eres perfecto, porque todo sucede conforme a tus deseos.

Ni tampoco te creas una gran cosa o amado especialmente, por sentir gran favor y dulzura; porque al hombre verdaderamente virtuoso no se le conoce en eso, ni  consiste en eso el progreso espiritual y la perfección del hombre.

EL DISCÍPULO: ¿Pues en qué consiste, Señor?

CRISTO: En sacrificarse de todo corazón a la voluntad divina, no buscando el interés propio ni en lo poco ni en lo mucho, ni en el tiempo ni en la eternidad, sin mudar de semblante, pesando todas las cosas en la misma balanza.

Si tuvieras fortaleza y longanimidad  para esperar, que viéndote privado de la consolación interior prepararas el alma a sufrimientos aún más graves; si no creyeras que no merecías cosas tan duras, antes reconocieras mi justicia y santidad en cuanto ordeno; entonces estarías en el camino recto y cierto de la paz, y tendrías segura esperanza de volver a ver mi rostro entre transportes de alegría. Y ten entendido que si llegaras al desprecio perfecto de ti mismo gozarías de una paz tan imperturbable como es posible en este destierro.


“LA IMITACIÓN DE CRISTO”

2 comentarios:

  1. Gloria a Dios.. QUIEN COMO DIOS!!! NADIE COMO DIOS!!

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  2. Excelentes lecciones!!
    Gracias por publicar esto en FB, a veces me pierdo entre tantas cosas. Bendiciones hermano Nicky Pío.

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