sábado, 22 de septiembre de 2018

TRISTEZA – Por Cornelio A Lápide.





Causa de la tristeza.

   Tristeza tiene su origen en la pereza, en el reposo, el abatimiento de alma y la concupiscencia; procede de los grandes cuidados, de las angustias, que abundan principalmente entre los que están unidos a los bienes de la tierra.

   La tristeza se apodera fácilmente de un corazon débil, blando o pusilánime... Todas las pasiones producen tristeza...

   La tristeza habita en un corazon depravado, dice el Eclesiástico. (XXXVI. 22).

Daño que hace la tristeza.

   Es para el corazon lo que la polilla para el vestido, y el gusano para la madera dicen los Proverbios. (XXV. 20).

   No hemos de llamar feliz al que tiene muchas riquezas, sino al que vence a la tristeza. La tristeza es hermana de la locura. ¿Por qué la tristeza, lejos de  ser un remedio para dulcificar los males, los irrita y los aumenta? Es un veneno, dice Apolodoro. (Ín Paralog.)

   Escuchad a San Gregorio: De la tristeza, dice, nacen la malicia, el desfallecimiento, la desesperación, la torpeza para la observancia de los preceptos  y la divagación del alma en todas las cosas malas. La tristeza es un especie de abismo, en el cual, si llegamos a caer, desaparecemos sin esperanza de salir. (Lili. XXXI. Moral., c. XVII).

   Con razón dice el Eclesiástico que más vale la muerte que una vida triste: (XXX. 11).

   La tristeza, dice San Crisóstomo, es más perniciosa que todas las emboscadas del demonio; porque aquellos a quienes el demonio domina, son dominados por la tristeza. Si vencéis la tristeza, nada puede ya contra vosotros: (Lib. III. de Providentia).

   La oración del hombre triste no tiene la virtud de subir hasta el altar del Señor. Esta es la explicación de las palabras de Aarón: ¿Cómo podré agradar al Señor en las ceremonias, teniendo el alma sumergida en la tristeza?

   La tristeza, dice San Gregorio Nazianzeno, abrevia los días y trae una pronta vejez. (In Distich.)

   En resumen, la tristeza es causa de tres grandes males: Lleva prontamente a la muerte; quita las fuerzas del alma, y por consiguiente las virtudes; no deja hacer más que el mal...

Remedios contra la tristeza.

   Hacer lo posible por tener una buena conciencia... El que practica la virtud, dice San Ambrosio, está tranquilo, contento y estable. Dios le  reserva el don precioso de la paz y de la alegría. Los corazones virtuosos no se conmueven por las cosas de la tierra; ni se inquietan por el temor, ni se fatigan por la tristeza, ni son atormentados por el dolor: están como en un puerto seguro; ven las tempestades, los vientos desenfrenados; y su alma está inmóvil y en el regocijo. (Lib. de Offic., c. V).

   ¿Si queréis estar jamás triste? dice San Bernardo. Vivid bien; de esta manera estaréis siempre en alegría: (De Inter. Domo, c. XLV).

   ¿Por qué, o alma mía, estás triste? ¿Por qué me turbas? dice el Real Profeta. Y al momento dice a su alma que espere, porque este es el remedio de curar su tristeza. (XLI. 6-7).

    El apóstol Santiago nos dice que la oración ahuyenta la tristeza: ¿Está triste alguno de vosotros? dice: Que ore. (v. 13).

   La fuerza del corazon, la sumisión y la voluntad de Dios, destruye la tristeza...

   El pensamiento del Cielo, dice San Gregorio, hace desaparecer la tristeza. (Lib. V in I. Reg., c. XIV). Entonces el alma dice con el Salmista: Me he alegrado con esta palabra que se me ha dicho: Iremos a la casa del Señor. (CXXI. 1).

    El desprecio de las cosas de la tierra.

   La tristeza no alcanza al que piensa muchas veces en la muerte del tiempo en la eternidad. Este pensamiento estimula al hombre para hacer una buena muerte y evitar la condenarán...

   Hemos de alegrarnos en el Señor...

   10° Hemos de evitar el pecado...

   11° Hemos de amar el trabajo, ocupándonos siempre principalmente en cosas útiles a la salvación...

   12° Hemos de despreciar la tristeza.


“TESOROS DE CORNELIO A LÁPIDE”

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