lunes, 10 de abril de 2017

Cuando se comulga a menudo, este acto tan grande y trascendental llega a hacerse por rutina, y no causa ya ninguna impresión –– Por Monseñor de Segur.




   Que no cause impresión a la imaginación y a los nervios, es imposible; pero no sucede lo mismo con la voluntad. Dígolo por experiencia, pues mi ministerio me permite asistir cada día como testigo a las asombrosas y admirables transformaciones que la comunion frecuente opera en los corazones bien dispuestos.

   Cierto es que si en la comunion no se van a buscar sino las dulzuras de una devoción sensible, acontecerá a veces que vayan disminuyendo, a medida que más se frecuente el Santísimo Sacramento. Pero en la comunion no hemos de ir a buscar una devoción sensible, lagrimas e impresiones; si Dios nos las da, démosle gracias por ello, a la manera que un niño da gracias a su madre por los dulces y golosinas que ésta le da después de la comida, pero así como los postres son poco nutritivos y no pasan de ser un accesorio de la comida, así también en la vida espiritual y devota, y en la comunion que es el grande acto de la misma, debemos poner la mira en lo sólido, debemos aspirar al acrecentamiento de las virtudes cristianas, de la humildad, de la mansedumbre, de la penitencia, de la propia Abnegación y de la caridad, y no darle demasiada importancia, a los consuelos sensibles que en su último resultado son como unos  dulces y golosinas espirituales.

   “No os engañe el pensar que tendréis más devoción cuando comulgareis con menos frecuencia, dice San Alfonso. No hay duda que come con más apetito el que come de tarde en tarde; pero en cambio está muy lejos de tener las mismas fuerzas del que hace sus comidas a horas regulares. Si comulgáis pocas veces, acaso os sintáis más conmovidos, acaso vuestra devoción sea algo más sensible; pero no creáis por eso que vais a sacar más provecho de la Comunion, porque a vuestra alma le faltarán fuerzas para evitar las faltas.

   No des, pues, demasiada importancia a un fervor algo más sensible, pero pasajero; y emprende el camino de la piedad con miras más elevadas. Proponte por objeto en tus Comuniones alcanzar el verdadero amor práctico de Jesús, y lo conseguirás siempre cuando comulgares para ser más fuerte en las tentaciones, para ser más casto, más dado a la oración, más animoso en los combates de cada día, puedes tener la seguridad de que sacaras gran provecho de tus Comuniones, y de que cuanto más frecuentes sean, tanto más efecto te producirán.



“LA SAGRADA COMUNIÓN”

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